¿Qué pasa si te comes un helado caducado?

El helado es uno de los alimentos favoritos del verano de mayores y pequeños. Aunque están mal vistos porque aportan muchos azúcares y grasas, lo cierto es que esto sólo ocurre con los helados industriales. Por suerte, tenemos la opción de preparar helados caseros con ingredientes 100% naturales, como frutas y lácteos. Ahora bien, en ambos casos debemos prestar atención a la fecha de caducidad, porque comer un helado caducado puede causar una intoxicación alimentaria.

Claves para conservar el helado

El principal riesgo de un helado caducado es la contaminación bacteriana. Las bacterias proliferan en alimentos con un alto contenido en proteínas que también están compuestos de agua. Al igual que otros productos lácteos congelados, ralentiza el crecimiento bacteriano, pero no elimina las bacterias.

Por lo tanto, una vez el helado empieza a descongelarse, las bacterias comienzan a crecer de nuevo. Teniendo esto en cuenta, es importante desechar cualquier helado que se haya descongelado por completo.

Hay personas que presentan una mayor predisposición a sufrir una intoxicación alimentaria por comer un helado caducado: enfermos, embarazadas y personas mayores. Los síntomas más comunes son: fiebre, calambre abdominales, náuseas, diarrea y vómitos. Estos pueden durar desde unas pocas horas hasta varios días.

A la hora de comprar helado, una de las principales cosas que debes tener en cuenta es que el envase no está pegajoso. De lo contrario, es una clara señal de que en algún momento se ha descongelado parcialmente.

La gran mayoría de helados que venden los supermercados vienen en cajas de cartón. Para que duren más de un mes en perfecto estado, lo ideal sacar todos los helados y meterlos en una bolsa de congelación.

¿Y una vez abierto el envase? En este caso, el helado puede almacenarse durante máximo dos semanas, aunque lo ideal para disfrutar de su textura cremosa es comerlo en un plazo de una semana.

El dietista-nutricionista Daniel Ursúa explica a ‘Maldita Ciencia’ lo siguiente: «Hay que descongelar únicamente lo que vayamos a consumir de forma que el helado que se va a guardar esté fuera del congelador el menor tiempo posible para así reducir la exposición a posibles microorganismos que se encuentren en el ambiente».

Por último, cabe señalar que la experta Paloma Quintana recomienda lo siguiente, según recoge ‘Nova Más’: «Tomar un helado en época estival, una o dos veces a la semana, de una porción normal, uno 150-200 ml, no supone un riesgo para nuestra salud ni aumento de peso, dentro de una alimentación saludable».


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