MADRID – El crimen del niño Gabriel Cruz, a quien le decían, “pescaíto”, sacudió España y el mundo en el 2018.
Ana Julia Quezada fue hallada culpable por el asesinato con alevosía del niño de ocho años, cometido en febrero de 2018 en una finca de Almería y luego fue condenada a “prisión permanente” más ocho años por otros delitos.
Los hechos sucedieron cuando el niño pasaba unos días en casa de su abuela en Las Hortichuelas Bajas, en la localidad de Níjar, en Almería.
LA MUJER ERA POR ENTONCES PAREJA DEL PADRE DEL NIÑO DE OCHO AÑOS
El día 27, Quezada lo instó a que la acompañara a una finca de la zona para hacer labores de pintura.
Allí, de “forma intencionada” y “súbita” lanzó al niño contra el suelo o una pared y le tapó “la boca y la nariz con fuerza” hasta que logró “vencer su resistencia y provocar su fallecimiento”, según su posterior confesión.
Después cavó una fosa para ocultarlo y propinó diversos cortes al niño, según declaró probado la sentencia.
La búsqueda del menor se prolongó 11 días entre gran seguimiento de los medios de comunicación, en los que Quezada “simuló encontrarse afligida” mientras era pareja del padre del niño, daba ánimos a la familia e incluso colocó una camiseta del menor sobre unas matas para distraer la atención de las fuerzas de seguridad.
Quezada fue detenida el 11 de marzo cuando, tras desenterrar el cuerpo de Gabriel y meterlo en el maletero de su automóvil, llegaba a su domicilio de Vícar, Almería.
Hoy, Quezada cumple la condena en una cárcel en España aunque en el 2044 podría salir en libertad si cumple ciertos requisitos, como demostrar que está rehabilitada.
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