¿Qué son las marcas de balas que hay en las rejas del Real Jardín Botánico de Madrid?

Todas las ciudades cuentan con diversas leyendas en torno a su historia y a los diferentes sucesos que de una u otra manera le han afectado, y de ahí salen historias muy curiosas que siempre resulta interesante conocer. Hoy te contamos el por qué de las marcas de balas en las rejas del Real Jardín Botánico de Madrid, unas muescas que se ven claramente pero que no mucha gente sabe su significado.

El Real Jardín Botánico de Madrid es uno de los lugares más espectaculares de la capital, un lugar de visita obligada tanto si eres turista como si vives en la ciudad. Fue en octubre de 1755 cuando Fernando VI ordenó su creación, contando desde sus inicios con más de 2000 plantas que habían sido recogidas por José Quer en sus numerosos viajes por España o gracias a intercambios que realizaba con otros botánicos europeos. Hoy en día hay más de 5000 especies diferentes de plantas y árboles.

La historia de las marcas de balas en las rejas del Real Jardín Botánico de Madrid

Las redes sociales despiertan la curiosidad de muchas personas, que para saciarla disfrutan de perfiles que ofrecen todo tipo de curiosidades sobre diversos temas, como Pasea Madrid, un perfil que sube todo tipo de curiosidades e historias sobre la capital y que se ha hecho viral gracias al más de medio millón de reproducciones que lleva el vídeo en el que muestra estas marcas de balas en las rejas del Real Jardín Botánico de Madrid.

@pasea_madridMapa: Madrid Bombardeado♬ sonido original – Pasea Madrid

Tal y como se comenta en el vídeo, estas marcas se deben a la metralla resultante de los bombardeos que vivió la ciudad entre los años 1936-1939 y que destruyó gran parte de los edificios. Las rejas nunca se han reparado ni se han tapado los huecos para dejar constancia de las huellas del pasado en Madrid y que todo aquel que pase por allí pueda ver las marcas que unos hechos tan terribles como fueron estos bombardeos.

Muchos edificios de Madrid fueron completamente destruidos, otros dañados de alguna manera y aún hoy conservan esas huellas, tal y como sucede con las marcas de balas en la verja del Real Jardín Botánico de Madrid.


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