Los planetas enanos son unos de los elementos del Sistema Solar que más interés generan. Tal y como su propio nombre indica, son planetas de mayor tamaño que el resto de planetas. Se encuentran a medio camino entre los considerados planetas normales, y los otros asteroides. Sin embargo, los criterios de clasificación de los planetas enanos van allá de su tamaño.
¿Cuáles son sus características?
Del mismo modo que el resto de planetas, giran alrededor de la estrella más grande del Universo, el Sol. Además, su masa es suficiente para que la gravedad sea superior a la fuerza de un cuerpo rígido. Dicho de un modo sencillo, tienen forma esférica, o al menos semi-esférica.
Por supuesto, los planetas enanos no son un satélite de un planeta. Esto supone que solo giran alrededor del Sol.
Y, por último, estos planetas no han conseguido limpiar las proximidades de su órbita. ¿Qué quiere decir esto? Cuando un astro alcanza un determinado nivel evolutivo, este influye en los astros que hay a su alrededor de alguno de estos tres modos: alejándolos, haciéndolos girar a su alrededor o atrayéndolos. Esto no ocurre con los planetas enanos, de forma que existen otros astros semi-independientes alrededor de su órbita.
De todas las características, la única exclusiva de los planetas enanos es la última. Y es que el resto de planetas sí pueden limpiar sus vecindades orbitales.
Aunque durante muchos años Plutón fue considerado un planeta «normal», en 2006 fue clasificado como planeta enano por la Asamblea General de Praga. El diámetro de Plutón es de 2.370 kilómetros, una sexta parte del diámetro de la Tierra. Además, cuenta con una atmósfera azul y una corteza de agua helada.
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