Juan
Ramón
López
Muñiz estaba feliz al término del duelo. Con la permanencia ya en el bolsillo, ha sabido encontrar la tecla para que el Alavés reaccione a tiempo. “Sólo miré los resultados de los rivales en dos momentos puntuales, porque no quería que me influyeran. Quería conseguir la permanencia ganando y celebrar que el equipo había dado la cara”, afirmó.
Con el objetivo ya cumplido, ansía reencontrarse con su familia. “En lo único que pienso es en encontrarme con mi mujer y mis hijas y darles un abrazo. Han sido días duros y estarán felices esperándome en el hotel de Vitoria”, explicó. “Ver a Manu en el centro del campo llorando por conseguir el objetivo demuestra la plantilla que hay. Su entrada en el campo nos ayudó mucho. No podíamos acabar de otra manera, sufriendo, porque este año, raro, raro, raro, era para sufrir”, destacó.
En el descanso, tocó la fibra de sus pupilos. “les dije que en 45 minutos había que lograr la permanencia, porque habíamos trabajado para no esperar a la última jornada. Les dije que solo nos valía la victoria, que no podíamos especular. En ese momento, vi a un equipo que se levantó pensando en la victoria”, recordó.
“Gran oportunidad”
El técnico no quiso hablar sobre su futuro. “No sé si esto es un punto seguido o un punto y aparte. Yo vine sólo para afrontar una gran oportunidad, un gran reto, en quince días. La Primera es la Primera y el que diga que no a una llamada para quedarse en casa está loco”, subrayó feliz porque “este club y esta afición merecen seguir en Primera”. “He visto a un equipo muy comprometido y he disfrutado entrenándoles como hacía tiempo que no lo hacía”, trasladó.