¿Quién era? Conócelo a través de sus frases

El autor de la Divina Comedia, Dante Alighieri, fue un poeta, ensayista y escritor italiano. De  hecho, la obra citada anteriormente es uno de los clásicos de la literatura de todos los tiempos.

Sus escritos han cautivado a miles de personas y también han servido de inspiración para muchos otros autores. Conoce más sobre Dante Alighieri a través de sus frases.

El más oscuro rincón del infierno está reservado para aquellos que conservan su neutralidad en tiempos de crisis moral.

Mantén la firmeza de la torre, cuya cúspide no tiembla ni por tormentas ni por vientos.

Vuestra fama es como la flor, que tan pronto brota, muere, y la marchita el mismo sol que la hizo nacer de la tierra ingrata.

Ese precioso fruto por el cual todos los hombres emprenden una ansiosa búsqueda en diferentes parajes, será dado hoy a tu alma hambrienta.

El arte imita la naturaleza lo mejor que puede, al igual que el discípulo sigue a su maestro. Por eso es una especie de nieto de Dios.

El orgullo, la envidia y la avaricia. Estas son las chispas que han prendido fuego en el corazón de todos los hombres.

A pesar de todo, ahora mi voluntad y mi deseo se mueven como parte de una misma rueda, marcando su propio ritmo.

Tan oscuro es el fondo, que no deja ver nada si no subes hasta el dorso del arco, en que la roca es más saliente.

Y fui informado de esa tortura, que era el infierno de los pecados carnales cuando las razones dan paso al deseo.

Es sabido que dura poco en una mujer la ardiente llama del amor, cuando las miradas y las manos son incapaces de avivarla de continuo.

La montaña tiene una formación siempre tediosa cuando empiezas, pero se hace más fácil en las más altas cumbres.

Todo aquello que es creado tiene un fin en sí mismo, y así se engendra la forma que hace que el universo se parezca a Dios.

Hay tres disposiciones que se mantienen adversas al cielo: la incontinencia, la malicia y la loca brutalidad.

Tan honesta y tan gentil luce mi dama, cuando su saludo entrega, que hace a todas las lenguas temblar y quedar mudas, y ni siquiera los ojos se atreven a mirarla.


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