La líder de Hermanos de Italia, Giorgia Meloni, vencedora de las elecciones este domingo, se acerca a su ascenso político definitivo y, si se cumplen las previsiones, esta política ultraderechista curtida en sus inicios en el neofascismo político será la primera mujer en encabezar un Gobierno en el país transalpino.
Meloni nació en 1977 y creció sin grandes lujos a las afueras de Roma, en una familia monoparental -el padre abandonó a la familia meses después de su nacimiento-. En sus memorias, recuerda sus orígenes sin rencor, reivindicando precisamente que les debe su actual carácter tanto personal como político.
El asesinato del juez Paolo Borsellino en 1992 la empujó a la política, a las juventudes del Movimiento Social Italiano (MSI), un partido con una clara ideología neofascista y que se ha ido adaptando a la realidad política. La llama protagonista del logotipo del MSI sigue presente en el de Hermanos de Italia a día de hoy.
La formación heredera del MSI, sin embargo, fue en un inicio Alianza Nacional, bajo cuya bandera Meloni logró entrar en el Parlamento cuando tenía 29 años. En 2006 se convirtió en la vicepresidenta más joven de la Cámara de Diputados y, dos años más tarde, rompió también una barrera al ser ministra del Gobierno de Silvio Berlusconi a los 31 años.
Meloni terminó integrándose en el Pueblo de la Libertad y fue fiel a Berlusconi cuando empezaron a sonar los primeros tambores de guerra interna, pero la cancelación de unas primarias a las que aspiraba a presentarse la llevó a lanzar Hermanos de Italia para atraer a los conservadores descontentos.
Los primeros mensajes del nuevo partido viraban en torno al nacionalismo y el antieuropeísmo, planteando por ejemplo la vuelta a la lira. En temas sociales, el cierre de las fronteras a la inmigración convivía con la vuelta a los valores considerados conservadores y tradicionales.
Hermanos de Italia se estrenó en las elecciones de 2013 sin alcanzar el 2 por ciento de los votos, pero esto le permitió adquirir cierta cuota de protagonismo en un momento en el que la Liga comenzaba a dejar atrás su apellido ‘Norte’ y aspiraba a tejer una alternativa de ultraderecha a nivel nacional.
En los años posteriores siguió moviéndose en la primera línea y en 2016 fue la abanderada de la derecha en las elecciones para la Alcaldía de Roma. Perdió, pero el 20 por ciento de los sufragios logrado entonces demostró que su presencia no incomodaba entre un amplio abanico de votantes.
En 2018, su partido ya era el quinto con más legisladores en la Cámara de Diputados y las siguientes citas electorales permitieron alcanzar nuevas cotas, también el ámbito provincial –a día de hoy, gobierna en dos regiones de Italia-.
El terremoto político en que ha vivido sumida Italia en los últimos años ha contribuido a consolidar a Meloni como alternativa. Su formación presume de ser el único de los grandes partidos que no ha formado parte de ninguno de los gobiernos que ha encadenado el país durante estos años, una posición clave teniendo en cuenta que la Liga, su rival natural, sí ha estado presente en varios.
Meloni, admiradora de Donald Trump y aliada de Viktor Orbán, también se ha esforzado por suavizar su discurso, como ha quedado de manifiesto durante la campaña y en sus primeras palabras tras saberse vencedora de las parlamentarias de este domingo, gracias a las cuales se convertirá previsiblemente en la primera mujer en ser presidenta del Consejo de Ministros italiano.
El crecimiento de estos últimos años ha sido imparable para Hermanos de Italia y, tras dejar atrás en los sondeos a su antiguo mentor, Berlusconi, Meloni logró a mediados de 2021 convertirse en el rival a batir en el bloque de las derechas, después de situarse por delante de un Salvini con el que se verá ahora obligada a entenderse.
En Europa, son varios los líderes de ultraderecha que se han apresurado a felicitar a Meloni tras su victoria electoral, aunque Hermanos de Italia no es ‘familia’ política de todos ellos en el Parlamento Europeo. Forma parte de Conservadores y Reformistas Europeos, el bloque que aglutina, entre otros, al partido ultraderechista español VOX o al partido gobernante en Polonia, aunque no así a Salvini o a la francesa Marine Le Pen.
(Con información de Europa Press)
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