Se acabó. La temporada 2020-21 ya es historia. Llega la hora de hacer balance. Cada cual desde su óptica. Lo que subyace, como cantaba Joaquín Sabina, es quién ha robado el mes de abril al Athletic.“Quién me ha robado el mes de abril. Cómo pudo sucederme a mí. Quién me ha robado el mes de abril. Lo guardaba en el cajón. Donde guardo el corazón”.
La estrofa del popular tema de Sabina bien podría aplicarse a lo acontecido al Athletic a lo largo de la temporada que acaba de finalizar. La campaña arrancó con la ilusión puesta en la final de Copa pendiente frente a la Real. Ilusión que se acrecentó tras la conquista de la Supercopa ante Real Madrid y Barça y la clasificación para la final de Copa de la edición en curso contra el Barça.
Abril se presentaba de esta manera como la gran esperanza rojiblanca para reverdecer viejos laureles, para volver a sacar la gabarra que alguien,posiblemente el hombre del traje gris, había decidido algún tiempo antes que había que reflotar. El día 3 del referido mes llegó el primer bofetón. La Real, sin hacer nada del otro mundo, se proclamó campeón de Copa ante un Athletic que debió haber perdido por incomparecencia.
Sin apenas tiempo para recomponerse de semejante batacazo llegó el 17 de abril. La última bala por este año para revivir la experiencia de ganar un título y sacarse la espina de lo acontecido días antes frente al conjunto txuri urdin. Agua de nuevo. Los leones cayeron goleados ante un Barça al que la gasolina no le dio luego para pelear hasta el final por la Liga.
“Lo guardaba en el cajón. Donde guardo el corazón”, reza parte de la estrofa de la comentada canción de Sabina. De lo que pudo haber sido a lo que no fue. La frustrante vuelta a la cruda realidad.
Lo más doloroso con todo de esta temporada, bajo mi perspectiva al menos, ha sido la destitución de Gaizka
Garitano
. Siempre quedará la duda de qué habría pasado en la final ante la Real con el técnico deriotarra en el banquillo. Nunca lo sabremos.
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