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Radivoj Korac: el trágico adiós de un mito un 2 de junio


El 2 de junio de 1969, hace hoy exactamente, 51 años, el basket lloraba la trágica muerte de un jugador excepcional, Radivoj Korac, víctima de un fatídico accidente de tráfico mientras conducia su coche tras un encuentro con la selección yugoslava. Korac pertenecía en aquel entonces al Petrarca Padua italiano y, seleccionado para el equipo nacional quiso jugar un encuentro de preparación en Sarajevo. Su entrenador, Ranko Zeravica, dada la distancia que tenía que recorrer era demasiada, le relevó del compromiso, pero el propio jugador insistió. La noche siguiente al partido, cogió su coche y cuando se disponía a hacer un adelantamiento le vino un autocar de frente y se produjo una colisión tan violenta que hizo que el cuerpo de Korac saliera despedido, cayendo a muchos metros de distancia.




Ranko y su esposa, Zagorska, fueron testigos del accidente, ya que viajaban en otro coche. Gravemente herido, Korac fue trasladado a Sarajevo, donde falleció horas después. El impacto de su muerte fue brutal. Miles de personas desfilaron ante su féretro para honrarle y darle el último adiós, reflejo no sólo de su tremenda calidad como jugador sino de su inolvidable personalidad.

Se marchaba –demasiado pronto: aún le quedaban años de buen basket por delante– un jugador que había revolucionado el baloncesto gracias a sus excelentes condiciones físicas (tenía una capacidad de salto impresionante), pero también gracias a su alucinante habilidad para hacer muchas cosas bien en una posición, la de pívot/ala-pívot, en la que el virtuosismo no era moneda corriente en aquella época. Korac fue un adelantado a su tiempo, un tipo de jugador que ahora es más habitual, pero que en aquella época era excepcional. Gracias a todo eso marcó diferencias durante muchos años.


Radivoj había nacido en Sombor, cerca de Belgrado, en 1939. Fue internacional en 155 ocasiones y estrella de la selección yugoslava desde 1961 hasta 1969. Se inició en su etapa juvenil en el OKK Belgrado, club al que perteneció. En los libros de los récords figuran los 44 puntos que consiguió en un partido con la selección o los 101 que logró con el OKK Belgrado en 1965, una actuación que ha quedado como una de las más notables de todos los tiempos en el baloncesto europeo y que se produjo en la victoria por 155-57 ante el Alvik de Estocolmo en la vuelta de los octavos de final de la Copa de Europa.

Fue Boris Stankovic, entonces entrenador del OKK y luego secretario general de la FIBA, quien le ‘reclutó’ para el baloncesto cuando tenía 16 años y estaba cumpliendo el servicio militar. Debutó con el equipo sénior un año después y se hizo un fijo en la selección, con la que ganó la medalla de plata en los Europeos del 61 y el 65, en los Mundiales del 63 y el 67 y en los Juegos Olímpicos del 68. Tras su fallecimiento, la FIBA dio su nombre a una de sus competiciones europeas


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