Ícono del sitio La Neta Neta

Rafael Leao, cerca de comer en la mesa de Haaland y Mbappé

Rafael Leao, cerca de comer en la mesa de Haaland y Mbappé

Hace seis temporadas un joven de 18 años debutó con el Sporting CP y ya dejó entrever el potencial que tenía en sus pies. No era una promesa con futuro, era algo más. Era un jugador llamado a dominar el fútbol mundial con su calidad. Y en eso está. En sus primeros partidos ya fue capaz de anotar un gol y de llamar la atención de varios ojeadores. Después de problemas con la afición del club rescindió el contrato de manera unilateral y se fue libre al Lille

Al principio le costó adaptarse y cumplir con las expectativas, pero poco a poco el talento se fue imponiendo y terminó la temporada con ocho goles y dos asistencias. Su paso por Francia fue casi fugaz, aunque suficiente para dejar huella. El Milan no dudó ni un segundo, pagó 35 M por un jugador que llevaba menos de dos años en la élite. Era una operación con cierto riesgo, pero quién había visto jugar a Leao sabía que valía la pena. 

La consolidación del jugador se fue cociendo a fuego lento; la primera temporada fue de conocer la liga, el equipo y la exigencia de un club histórico. Aún así consiguió seis goles y una asistencia. La segunda, ya cogió más galones y aumentó su participación en el juego. A pesar de eso, los números fueron seis goles y seis asistencias. Se le veían cosas de jugador diferente, de posible crack mundial, pero todavía no lo era.

La temporada 21-22 fue la de su explosión. Ya no era una promesa, ni un jugador con altibajos, sino que fue la figura de todo un Milan, el MVP de la Serie A y el principal argumento de los ‘rossoneros’ para ganar la liga. Fue de exhibición en exhibición, de abuso en abuso. Las defensas rivales no estaban ni cerca de frenar al atacante portugués. Los once goles y diez asistencias ya sí que eran números de lo que es, un crack. Igualmente, no reflejan ni de lejos su influencia en el campo. Rafael juega pegado a la banda izquierda, recibe el balón y encara con la habilidad del mejor Ribéry, la potencia del mejor Cristiano Ronaldo y la fuerza de Lukaku. Cada vez que arranca la moto se vuelve imparable. Los adversarios tienen dos opciones: pararlo con una falta o rezar. Y suele ser rezar porque en velocidad no da tiempo ni a trabarlo. Es una fuerza de la naturaleza. 

La temporada 22-23 ha empezado un poco peor para su equipo, pero igual de bien para él, que ya lleva cinco goles y cuatro asistencias en trece partidos de liga. En Champions también suma un gol y dos asistencias en seis encuentros. Sigue siendo el principal argumento del grupo en ataque. Si las cosas se ponen complicadas sus compañeros lo tienen claro ‘‘balones a Leao”, que algo inventará. 

Ahora tiene por delante un reto apasionante, que es el último paso para situarse de manera definitiva entre los mejores jugadores del planeta: brillar con la selección. En diez días empieza el Mundial y Portugal tiene jugadores para optar a todo. La estrella sigue siendo Cristiano Ronaldo, pero ya no es el de antes y necesita ayuda. Esa ayuda puede venir de la mano de Bernardo Silva y también de Rafa. Es el último escalón para situarse a la misma altura de sus dos compañeros, que son los cracks de la selección. Potencial le sobra, ahora le falta explotarlo en un lugar en el que no es la opción principal. 

La lesión de Jota y la falta de protagonismo de Joao en el Atleti le abren la posibilidad de tener minutos de par en par. Es su momento para recordarle al mundo que los jóvenes vienen pisando fuerte y él es uno de ellos. A los Mbappé, Haaland y Vinicius está a punto de sumarse otro fuera de serie: Rafael Leao, el futuro de Portugal. 




Source link

Salir de la versión móvil