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Rashford, el crack que sabe de dónde vino

Rashford, el crack que sabe de dónde vino

Seguramente sea excesivo esperar de los ídolos del fútbol la ejemplaridad que muy pocas personas de cualquier ámbito son capaces de ofrecer. No por chutar un balón como nadie tienen que ser referentes en todo lo demás. Pero siempre hay excepciones y Marcus Rashford es una de ellas. El delantero del Manchester United es, sin duda, una figura ejemplar. Lo es en el campo, donde lleva 13 goles en los últimos 15 partidos, y lo es aún más fuera de él, donde con 25 años ha asumido el liderazgo social que el reconocimiento económico de una profesión tan bien pagada como la de futbolista de élite le ha permitido, para mejorar en algo la vida de miles de ingleses, en especial niños y niñas. Rashford no tiene un Balón de Oro pero, en 2021, con 23 años ya fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad de Manchester por su labor contra la pobreza infantil.

“Soy un jugador de la calle”. Es algo que nunca se le ha olvidado a este talentoso futbolista que muchos años después recuerda perfectamente las líneas de autobuses que tenía que tomar para ir a entrenar a la academia del United en Salford, al este de Manchester: “La 41 hasta la ciudad, luego la 143 hasta Salford”. Nacido en octubre de 1997 en Manchester, pasó los primeros años de su vida junto a sus cuatro hermanos y una hermana en el suburbio de Withington. Su madre, Melanie, trabajaba como cajera en Ladbrokes, una empresa de apuestas, y su padre ni siquiera aparecía en su certificado de nacimiento. Cuando Marcus cumplió nueve años, la familia se mudó a Wythenshawe. Conserva sus amigos de entonces, “un grupo bastante cerrado, los chicos del barrio. No dejo entrar a gente que podría arruinar mi reputación”, reveló una vez al ‘Telegraph’.

Las obligaciones de la madre le llevaron a beneficiarse del comedor social, que en el Reino Unido se conocía como “el club del almuerzo”. Y Rashford es un crack con memoria. Por eso removió cielo y tierra para asegurarse de que el Gobierno inglés no retirara las subvenciones en periodo vacacional en los colegios para familias con menos recursos. En noviembre de 2020, 1,7 millones de niños recuperaron ese servicio social que el ex Premier Boris Johnson había decidido cortar. Rashford fue la cara que lideró el movimiento popular contra la pobreza infantil, para lo cual no dudó en telefonear al primer ministro “después del partido de ayer”. En julio ya había enviado una carta a los parlamentarios y usado sus redes sociales, no para bailecitos pueriles, sino para anunciar todos los establecimientos que ofrecían alimentos a los necesitados.

Fue su acción más aplaudida, incluso por la Reina Isabel II, que le nombró miembro de la Orden del Imperio británico. Su vida está llena de pequeños grandes gestos, como el día en que tras su debut con dos goles en el primer equipo, en 2016, se pasó por la Academia del United, o como cuando junto al futbolista Jesse Lingard se fue al hospital a visitar, con camisetas del United, a los heridos en el atentado terrorista en el concierto de Ariana Grande, o cuando auspició un club de lectura y una colección de libros para promover la alfabetización. Aún así, tuvo que oír y leer insultos racistas tras fallar, con Buyako Saka y Jadon Sancho, los penaltis de la tanda que no permitieron ser campeona de Europa a Inglaterra en 2021. “Te despiertas cada mañana como futbolista y piensas cómo puedes usar tu influencia para el cambio social”, dijo Rashford, el inglés con memoria que más contribución pública da a su país en relación a su riqueza.




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