Real Maestranza de Sevilla, solidaria, taurina, monárquica (y dolida por un pleito con la empresa Pagés)

“Tenemos una firme y unívoca voluntad de que se celebren toros en La Maestranza en la forma que sea posible. Nos da igual el formato, pero la tauromaquia tiene que estar presente este año en Sevilla”.

Quien así se expresa es Luis Manuel Halcón, miembro de la Real Maestranza de Caballería, propietaria de la plaza, una corporación que recibe en torno al 22 por ciento de la facturación bruta de cada festejo y dedica el 84 por ciento de esa cantidad anual –entre un millón y medio y dos millones de euros, según la media de los últimos seis años- a una ingente y reconocida obra benéfica, social y cultural.

“Estamos encantados de que el empresario haya puesto tanta ilusión en el abono y estime que solo se podrá celebrar si se le permite el 50 por ciento del aforo”, continúa; “el empresario es libre de actuar en la forma que considere conveniente, pero existe un contrato que recoge la organización de un determinado número de festejos, y estipula que, salvo que la autoridad competente los prohíban o lo impidan las condiciones meteorológicas, se deben celebrar”.

“La Real Maestranza forma parte de la esencia de la tauromaquia e impactamos en su historia, queramos o no”, insiste. “Por esa razón, el pasado año, mantuvimos hasta el último instante la esperanza de que hubiera algún festejo, y así se lo hicimos saber al empresario cada vez que nos preguntó”.

Luis Manuel Halcón es el maestrante responsable de la plaza -diputado en el argot de la corporación- y habla en nombre de una junta de gobierno que preside el teniente de hermano mayor, Santiago León Domecq, quien, a su vez, actúa por delegación del rey Felipe VI, hermano mayor.

El año 2020 fue muy especial para la Real Maestranza: se celebró el 350 aniversario de su fundación por el rey Carlos II, y el propio Felipe VI acudió a Sevilla el 20 de febrero para entregar los premios taurinos y universitarios que concede la institución. Y la corporación tenía, además, un empeño especial: que la temporada no se quedara en blanco, lo que no había sucedido en los últimos 160 años.

Volcada con los toros y su labor benéfico-social, la Real Maestranza muestra su estupor con Ramón Valencia

Pero la Real Maestranza sufrió un doble desengaño. Por un lado, una notabilísima reducción de ingresos al permanecer cerradas las puertas de la plaza, y, por otro, se encontró con la muy desagradable sorpresa de que la empresa Pagés le reclamó en los tribunales algo más de seis millones de euros al considerar el empresario Ramón Valencia que el IVA debe estar excluido del canon que paga a la Real Maestranza desde 2002, fecha en la que se redactó un nuevo contrato tras la finalización del existente hasta entonces, rubricado el 16 de diciembre de 1932 por Eduardo Pagés, abuelo de la esposa de Ramón Valencia.

– Más de seis millones de euros son palabras mayores…

– “Muy mayores”, responde Halcón. “No tenemos ese dinero; poseemos un activo, pero no liquidez, porque todo lo que ingresamos lo dedicamos a nuestra obra social. De hecho, el año pasado acudimos a financiación externa para que no se vieran afectadas las personas e instituciones que reciben ayuda de nuestra parte”.

– Ese pleito podría enrarecer la buena relación que tradicionalmente han mantenido las dos entidades…

– “Muy pocos maestrantes entienden que intentemos mantener una relación cordial a pesar de ello. Es muy duro, pero no podemos responder y actuar de forma visceral, sino racional. No entendemos, sin embargo, la decisión de la empresa de exigir el desembolso de una cantidad que figura en un contrato que el empresario firmó en 2002, -sin que nadie le obligara a ello-cuando ya existía el IVA, y que se renovó en 2011. Cuando la otra parte pide una suma de dinero que la Real Maestranza no tiene y que, en todo caso, debería detraer de su obra social, nuestro deber es defendernos en los tribunales”.

– La situación es complicada.

Ramón Valencia, gerente de la empresa Pagés, ante la Puerta del Príncipe.
Ramón Valencia, gerente de la empresa Pagés, ante la Puerta del Príncipe.

– “Complicadísima, pero, a pesar de todo, desde el pasado mes de noviembre mantenemos conversaciones con el empresario tendentes a que se celebren festejos. Con un pleito en los juzgados -aún no se ha producido ninguna vista al respecto- lo que te pide el cuerpo no es apoyar, sino exigir el cumplimiento del contrato”.

– ¿Y ustedes están ayudando?

– “Claro que sí; tenemos la certeza absoluta de que, entre las entidades que participan en un festejo, somos la que más ha rebajado su retribución en aras de la celebración de espectáculos. Le digo más: hemos renunciado al canon de las dos novilladas anunciadas en el abono de este año”.

– En 2025 finaliza el contrato actual con la empresa Pagés. ¿Podría plantearse la Real Maestranza un cambio de modelo en la gestión de la plaza?

– “No puedo apuntar nada porque todo es tan cambiante… ¿Querrá la empresa renovar el contrato en esa fecha o estará en otro objetivo vital? ¿Querrá la Real Maestranza seguir con este modelo después de esta experiencia tan dura con una familia que nos ha demandado después de haber mostrado reiteradamente su satisfacción durante 88 años?”

No es frecuente que la Real Maestranza abra las puertas de su casa para mostrar las intimidades de su quehacer o manifestar sus opiniones y sentimientos. Ha sido hasta ahora una institución tan tradicional como discreta. El propio Luis Manuel Halcón rechaza cualquier protagonismo y prefiere no ser fotografiado.

“En 2020 mantuvimos hasta el último momento la esperanza de que se celebrara algún festejo”, (Luis Manuel Halcón)

“No nos gusta alardear de nuestra labor, y siempre hemos pretendido que la mano izquierda no se entere de lo que hace la derecha”, apunta el diputado de plaza, pero es evidente que la política de comunicación ha cambiado.

Ser español, católico, apostólico y romano, monárquico, de ascendencia nobiliaria y persona ejemplar son las condiciones no escritas para ser miembro de la Real Maestranza, expuestas hace años por el exteniente de hermano mayor Alfonso Guajardo-Fajardo, y que Luis Manuel Halcón ratifica.

-“Ser maestrante es un honor que implica deberes. Somos una institución eminentemente monárquica, católica, que nos obliga a ser personas ejemplares, y sus miembros y familias deben pertenecer al estamento nobiliario, lo que no implica que se deba poseer un título”.

La Real Maestranza fue fundada por Carlos II, el último rey de la Casa de Austria, en 1670, y ratificada en el año 1730 por el primer monarca Borbón, Felipe V, durante su larga estancia en Sevilla, quien le concede el privilegio de celebrar festejos taurinos para financiar sus celebraciones, y que hoy es su principal fuente de financiación.

Nació la corporación para el adiestramiento en el arte ecuestre y la preparación para la guerra, siempre al servicio de la corona. El devenir de los tiempos ha modificado sus fines y, aunque permanece su intachable fidelidad a la monarquía -el rey es su hermano mayor desde los tiempos de Fernando VII-, la cuestión bélica se ha tornado en una labor benéfica, social y cultural que en 2020 fue reconocida con la Medalla de Andalucía y la de Bellas Artes del Ministerio de Cultura.

“Que sea nobiliaria no debe etiquetar las acciones de nuestra corporación”, explica Luis Manuel Halcón. “Ese adjetivo no implica más que cercanía a la corona, pero somos una fundación y una asociación sin ánimo de lucro, que no recibe subvención alguna, y que canaliza los ingresos derivados de la plaza hacia la sociedad”.

La Real Maestranza la forman actualmente 272 personas, de las cuales solo 14 son mujeres, llamadas ‘damas’ en el argot de la casa.

-“Ya sé que no cumplimos la paridad, pero no existe ningún criterio que impida la presencia de mujeres en la institución. Mi propia madre es dama. Pero ha sido secularmente una corporación de hombres por su propio objeto fundacional”.

Halcón cuenta orgulloso que el rey Felipe VI les ha pedido que se centren en su labor benéfica, social y cultural, y a ello dedican todo su esfuerzo, cifrado entre uno y medio y dos millones de euros anuales, que los invierten en colectivos necesitados -las Cocinas Económicas de Triana, fundadas por la Maestranza con motivo de la mayoría de edad de Alfonso XIII, atienden cada día a más de 200 comensales-, órdenes religiosas, ONG, la restauración de bienes artísticos de Sevilla, el patrocinio de la Fundación de Estudios Taurinos y la Escuela Taurina de Sevilla, premios universitarios a los mejores expedientes académicos, premios de investigación y el fomento de actividades y campeonatos ecuestres.

Y todas estas actividades se financian, básicamente, con el canon de la plaza, aunque la Real Maestranza cuenta también con el alquiler de locales pertenecientes al edificio del coso y las entradas del museo, que dedica al mantenimiento de su sede y su estructura administrativa.

“Esta es la motivación fundamental por la que estamos dispuestos a ayudar para que se celebren espectáculos taurinos. De hecho, ya hemos procedido al mantenimiento y remodelación anual de la plaza, cuyo presupuesto no baja de los 300.000 euros”, afirma Luis Manuel Halcón.

– Pues el empresario no deja de quejarse del alquiler, y asegura que es el más alto de España.

– “Habría que preguntarle, entonces, que por qué lo paga. Creo que la Real Maestranza es un casero muy cómodo desde el momento en que no interviene en la gestión y esta es la plaza de temporada más rentable de cuantas existen…”.


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