¿Realmente podemos cambiar el mundo?

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El otro día navegando por internet me topé con este mensaje: “No puedes cambiar el mundo, no lo intentes”. Y me enfadé muchísimo. Me hizo reflexionar sobre si realmente es posible cambiarlo, sobre la necesidad de creer que podemos ser parte del problema o de la solución, que nuestros actos importan y son valiosos.

Es cierto que nuestro campo de actuación es pequeño en comparación con el impacto que pueden suponer los cambios que realicen empresas o grandes industrias, como por ejemplo la petrolera. Pero, ¿esto es excusa para no hacer nada?

El inmovilismo es una actitud peligrosa porque te despoja del poder individual que todos tenemos para modificar lo que no nos gusta de nuestro alrededor, de imaginar nuevas realidades e ir dando pasos que nos acerquen a ellas. Además, esto es aplicable a la sostenibilidad, al feminismo, a la conciliación o a cualquier ámbito o problemática social.

Si no creyera firmemente que está en nuestra mano marcar la diferencia no habría escrito un libro cuyo título resume esta convicción, Cambia el mundo: 10 pasos hacia una vida sostenible.

Esta es una guía práctica que muestra cómo podemos tener una vida más sostenible a través de 10 sencillos actos que se relacionan con diferentes esferas de nuestras vida: qué prendas usamos, qué comemos, cómo nos movemos, qué residuos generamos, cómo consumimos, cuáles son nuestras pertenencias…

Reivindico ese poder de cambiar el mundo, no desde una perspectiva naif, sino de empoderamiento

Ofrece consejos, trucos, ejercicios y recursos para reflexionar sobre el poder individual que tienen nuestras acciones, hábitos y decisiones diarias a la hora de minimizar nuestro impacto ambiental. ⠀

Porque para cambiar el mundo debes empezar por el tuyo propio. Sé que esta idea puede dar vértigo. ¿Cómo voy yo a cambiar el mundo? ¿Por dónde empiezo? ¿Cómo lo hago? Es aquí donde aparece el bloqueo, la obsesión por el perfeccionismo, la autoexigencia, lidiar con opiniones o juicios externos e internos. Pero esto no nos puede detener. Por no conseguir el todo, no podemos no hacer nada. En las formaciones que imparto me gusta explicar la sostenibilidad como un camino, donde no es tan importante la meta, sino los pasos que te van acercando a ese gran objetivo y todo el aprendizaje que te aporta esta búsqueda.

Te sumerge en un viaje introspectivo –yo misma lo experimenté así–, te empuja a hacerte preguntas, a reducir la cantidad de residuos que generas, con qué prendas te vistes, qué cosméticos utilizas, que alimentos hay en tu plato, de qué manera consumes, cómo te mueves; a plantear las prioridades en tu vida, tus necesidades y objetivos vitales, a observar tus comportamientos y deseos más viscerales y profundos. En definitiva, te obliga a tener una vida en la que esté alineado lo que crees, sientes y piensas. Aunque esto a veces lleve a desdecirnos, a repensar creencias internas, a equivocarnos o a no ser del todo coherentes.

Pero es importante permitírnoslo, porque estamos aprendiendo y ahí es donde radica nuestro poder de cuestionar lo prestablecido y de cambiar las cosas. Que se lo digan a Nikola Tesla o a Clara Campoamor.

Somos agentes y líderes de cambio, capaces de inspirar y motivar a otras personas gracias a la tecnología y a herramientas como las redes sociales
Somos agentes y líderes de cambio, capaces de inspirar y motivar a otras personas gracias a la tecnología y a herramientas como las redes sociales

Comparto un fragmento del libro que resume esta visión: “Somos agentes y líderes de cambio, capaces de inspirar y motivar a otras personas gracias a la tecnología y a herramientas como las redes sociales. Debemos tener presente que lo que pensamos, hacemos, compramos y decidimos tiene un impacto y que solo tomando con-ciencia de ello podremos ejercer ese poder que tenemos como consumidoras, ciudadanas, madres y emprendedoras”.

Ya dijo Gandhi en su día: “Sé el cambio que quieres ver en el mundo”. A lo que yo añado, no solo sé ese cambio, lidéralo. Reivindico ese poder de transformar el mundo, no desde una perspectiva inocente o buenista, sino a través del empoderamiento que nos lleva a dar un paso al frente. Porque actuando y pensando de manera individual conseguiremos un cambio global.

Necesitamos creer que es posible cambiar el mundo, porque solo así lo conseguiremos.

María Negro es consultora en comunicación, escritora y divulgadora en sostenibilidad




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