Diciembre comenzó en Venezuela con ajustes. El Gobierno de Nicolás Maduro vuelve a echar mano de recetas descartadas hace un par de años y ha anunciado este jueves un nuevo control de precios sobre 42 rubros alimenticios básicos, pero en esta nueva etapa los montos han sido fijados en dólares. Un kilo de pollo no podrá costar más de tres dólares, un paquete de harina de maíz no más de 1,2 dólares y uno de pasta hasta 1,5. En la lista están incluidos también los huevos, varios cortes de carne de res y cerdo, frijoles, azúcar, aceite, atún enlatado y sardinas, entre otros artículos de primera necesidad.
El deja vu de las filas en los supermercados y los peores años de escasez de alimentos y medicinas, que precipitaron la aún persistente emergencia humanitaria, ha mareado las conversaciones de este día. La lista de “precios máximos” de los “rubros priorizados” fue divulgada por la Sundde, el organismo que fiscaliza los comercios en sus redes sociales, donde aseguraba que era resultado de las mesas de diálogo con el sector agroindustrial, aunque luego borraron la publicación. “Desde la Sundde velaremos porque los precios de estos rubros se cumplan en beneficio de nuestro pueblo”, agregaba el mensaje, que llega luego de varios días de jornadas de verificación del uso de la tasa de cambio oficial para las transacciones en comercios del país, aunque el intercambio de dólares en los mercados paralelos ya no sea delito, como lo fue durante 15 años en Venezuela.
Maduro intenta hacer frente a una inflación que se ha acelerado luego de haber salido del ciclo hiperinflacionario de cuatro años del que salió apenas a finales de 2021, el segundo más largo del mundo. Pese a la flexibilización de los controles iniciada hace cuatro años, las actuales señales de recuperación económica y las perspectivas de crecimiento, el lastre de la inflación que el Gobierno ha contenido con medidas artificiales ha obligado a recalcular el panorama. La variación de los precios entre enero y abril de este año fue de apenas 3,9%. Entre mayo y octubre ha sido de casi 11,4%. La inflación anualizada ya supera el 155% y los pronósticos vuelven a ponerla entre las más altas del mundo para el cierre de 2022. Hace unos cuatro años, Maduro había girado el timón de la economía hacia el libre mercado, pero el aparataje legal que soporta gran parte de los controles sigue vigente.
El salario mínimo en Venezuela es de 130 bolívares, que a la actual tasa oficial de cambio apenas llega a 11,55 dólares. Es lo que perciben los pensionados y una gran parte de la administración pública, más de 4 millones de personas. Durante los últimos días el alza del dólar ha levantado preocupaciones en la calle y también entre los economistas. El bolívar se devaluó 43% durante noviembre, según el Observatorio Venezolano de Finanzas. “Estamos en un problema muy grave. Una moneda que se devalúa no puede implicar que un país esté bien. No estamos bien. La moneda se está devaluando y los salarios están destruidos”, ha señalado el economista José Guerra. Aunque el Gobierno había logrado inyectar divisas en el mercado para contener el precio del dólar, en las últimas semanas se han reducido sus ingresos por la venta de petróleo por dificultades operativas y por las sanciones, algo que también coincide con el desplome que vive el mundo de las criptomonedas en cuyas pasarelas de pago se soporta parte del mercado no oficial de dólares en Venezuela.
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