Recordando a Gustavo Adolfo Bécquer a través de sus rimas

Gustavo Adolfo Bécquer nació en Sevilla el 17 de febrero de 1836, por lo que hoy hubiera celebrado su 182º cumpleaños. Una tuberculosis fue la causa de su muerte cuando apenas tenía 34 años, aunque a pesar de haber vivido tan poco, tuvo tiempo de convertirse en uno de los escritores más destacados del Romanticismo y de la poesía española.

Aprovechando la efeméride, en el blog de Curiosidades de OK Diario queremos recordar algunas de las rimas más populares de su celebérrima Rimas y Leyendas, una obra compuesta por 76 poemas escritos por Gustavo Adolfo Bécquer que le ha hecho pasar a la historia de la literatura hispana.

Gustavo Adolfo Bécquer
‘Gustavo Adolfo Bécquer en su lecho de muerte’, obra de Vicente Palmaroli

Rima XXI

¿Qué es poesía?, dices, mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul,
¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía… eres tú.

Rima X

Los invisibles átomos del aire
en derredor palpitan y se inflaman;
el cielo se deshace en rayos de oro;
la tierra se estremece alborozada;
oigo flotando en olas de armonía rumor de besos y batir de alas;
mis párpados se cierran… ¿Qué sucede?
– ¡Es el amor que pasa!

Rima XXXV

¡No me admiró tu olvido! Aunque de un día,
me admiró tu cariño mucho más;
porque lo que hay en mí que vale algo,
eso… ni lo pudiste sospechar.

Gustavo Adolfo Bécquer
Versos de Gustavo Adolfo Bécquer en una calle de Madrid

Rima LIII

Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.

Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres…
¡esas… no volverán!

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.

Pero aquellas, cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día…
¡Esas… no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.

Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido…; desengáñate,
¡así… no te querrán!

Rima XXXVIII

Los suspiros son aire y van al aire.
Las lágrimas son agua y van al mar.
Dime, mujer, cuando el amor se olvida,
¿sabes tú adónde va?


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