El recorrido de la llama olímpica es uno de los eventos previos a los Juegos Olímpicos que simbolizan la paz y la unidad. Muchos han creído que se basa en una antigua tradición griega; sin embargo, en la edad moderna el evento fue gracias a una propuesta del régimen nazi en Alemania.
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— #Tokyo2020 (@Tokyo2020) March 25, 2021
Cuando en Grecia se organizaban los Juegos Olímpicos, un mensajero recorría las ciudades-estado para anunciar la tregua y que se permitiera el desplazamiento de atletas y público, esto fue el antecedente del recorrido.
No obstante, fue en la Alemania del Tercer Reich que Carl Diem, secretario general del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Berlín 1936, propuso al Comité Olímpico Internacional realizar un relevo de antorcha, el cual fue aprobado dos años antes.
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Los comités olímpicos de Grecia, Bulgaria, Yugoslavia, Hungría, Checoslovaquia, Austria y Alemania dieron el visto bueno a la creación del relevo de antorcha.
Aunque la idea siguió hasta la actualidad, en aquel entonces el fuego y la antorcha eran símbolos de la ideología nazi que mandaban un mensaje subliminal.
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El recorrido de la llama, de 3 mil 200 kilómetros, terminó siendo una propaganda nazi disfrazada. Fritz Schilgenn fue el último hombre que relevó la antorcha en 1936 y al encender el pebetero del Estadio Olímpico de Berlín, dijo que “sirvió para demostrar el crecimiento del poderío Nazi en Alemania y toda Europa”.
Aunque el relevo de la antorcha olímpica fue una estrategia política, durante los Juegos Olímpicos, el régimen nazi encabezado por Adolf Hitler, suprimió las campañas antisemitas que eran habituales y que tenían como función mostrar el lado positivo del movimiento alemán.
Aunque aparentemente fue utilizado para una estrategia nazi, el relevo de antorcha se ha mantenido; sin embargo, recientemente Jules Boykoff, ex atleta estadounidense y periodista de la NBC, escribió que se debería de suprimir para futuras ediciones, debido a lo que llegó a representar hace 85 años.
(Con información de La Afición / Milenio)