ElDerbi Vasco, un duelo con más de cien años de historia que alcanzará su edición oficial número 183 este domingo, tiene algo singular que le distingue de otros. Lo sabe bien Txetxu Rojo Pol, de 63 años, secretario de Altzathletic, una peña del Athletic situada en plena capital txuri-urdin. Rojo asegura que en Altza, el barrio de Donosti en el que reside y donde se ubica la sede, el duelo es una ocasión de celebración y hermandad. “En la peña tenemos abuelas de un equipo y nietos de otro, o parejas en las que cada miembro es de un club, o padres athleticzales e hijos de la Real”, explica. La indumentaria oficial de la peña es un polo verde que lleva escritos los tres conceptos que les guían: pasión, respeto y convivencia. “Los sentimientos que nos despierta el derbi”, prosigue. Junto a esas palabras, un león y la frase ¡Athletic, Athletic, zu zara nagusia! (¡Athletic, Athletic, qué grande eres!).
Esa alegría con la que se sumergen en el partido se explica en parte por el carácter de Altza, un barrio con gran sentido de pertenencia donde convive en armonía gente de toda España, según Rojo Pol, que nació precisamente en Mallorca, y especialmente de Bizkaia, el feudo geográfico de los leones. Altzathletic es un reflejo de esa fraternidad y diversidad. En su sede, el bar Arri Zar, se juntan aficionados de ambos clubes, familiares y amigos de amigos. Uno de ellos es el bilbaíno Egoitz Cadarso, presidente de la peña y hostelero de 38 años, que asegura que es del Athletic desde que estaba en la tripa de su ama. Suele compartir tardes futboleras con su amigo donostiarra Mikel Carballo, de 37 años y aficionado de la Real Sociedad, que confiesa que en un derbi encontró a su pareja. Al bar también se acercan el pintor y peñista Piru Alonso, de 50 años, nacido en Cáceres, que incide en que el Athletic-Real es el partido del año; y los realistas Arantxa Avelino, vitoriana de 39 años y Onax Valencia, donostiarra de 16 años, que lo viven con entusiasmo, como si fuera una final. Del barrio que les une, Altza, también han salido jugadores como Bittor Alkiza o Unai López, y figuras como el cocinero Juan Mari Arzak.
La peña vivió su primer ElDerbi Vasco en la temporada 2018-2019, en la jornada ocho. El Athletic perdió en casa 1-3. Algunos miembros lo vieron en el bar que es su sede y otros acudieron a San Mamés. “Imagínate con este resultado lo que tuvieron que sufrir nuestras belarriak (orejas)”, ríe Rojo Pol. Desde entonces no se han perdido un solo duelo. Incluso se han fotografiado en el césped del Reale Arena, compartiendo escenario con otras peñas de la Real, algunas del propio barrio de Altza. “Es muy habitual ver a txuri-urdines y athleticzales tomando potes y pinchos en la zona vieja de Bilbao o de San Sebastián”, detalla Rojo. Por supuesto, en su sede, un bar en Altza, es bienvenido cualquier aficionado que quiera disfrutar del fútbol. A continuación, cinco protagonistas –exfutbolistas, exdirectivas, escritores y periodistas– recuerdan su primer Athletic-Real Sociedad.
Ismael Urzaiz recaló en el Athletic Club en 1996, con 25 años. El club se trajo al ariete tudelano del Albacete por 500 millones de pesetas, un traspaso alto para la época, y lo reunió con jugadores como Joseba Etxeberría, Julen Guerrero o el Cuco Ziganda, con el técnico Luis Fernández al mando del plantel. A lo largo de once temporadas, Isma haría historia: se convertiría en el segundo león con más partidos (el primero es Muniain) y, con 60 tantos, en el máximo anotador de cabeza de la competición nacional.
Urzaiz no tuvo que esperar mucho para saborear la dimensión de ElDerbi Vasco. En aquel mismo verano de 1996, el delantero disputó un torneo de pretemporada en el que participaban, entre otros clubes, la Real Sociedad. “Me percaté de lo apasionado que estaba el público. Recuerdo que ganamos bastante bien. La gente disfrutó. Y se festejaban mucho los goles, algo que no se suele hacer en pretemporada”, rememora con una risa.
Desde aquel duelo iniciático, el navarro ha jugado demasiados derbis como para recordarlos todos y rescatar solo uno. “A dos por temporada… ¡te puedes imaginar, han sido muchísimos!”, comenta. Sí le viene a la memoria, por ejemplo, el del 26 de agosto de 2001, en Anoeta. El Athletic se impuso 1-3 con un doblete suyo y otro gol de Tiko. O aquel otro partido en el que Carlos Gurpegui retornó al equipo tras una larga sanción, lo que propició una ovación atronadora. “Si hago retrospectiva creo que hemos salido vencedores en número de victorias, que es lo importante”, afirma.
El exfutbolista se enorgullece de la gran fraternidad actual entre aficiones. Destaca que es habitual ver a txuri-urdines y athleticzales tomando potes y pinchos por las partes viejas de Bilbao y San Sebastián, juntos en las horas previas al choque. Y opina que esta cultura de hermanamiento y rivalidad sana se ha extendido incluso entre los jugadores extranjeros de la Real, que hoy afrontan el derbi conociendo los códigos de honor que este partido entraña. “El fútbol siempre ha sido un deporte aglutinador, y eso es lo bonito. Esta es la fiesta del fútbol vasco, un espectáculo. El momento es fantástico: los dos clubes son referentes en la liga española”, afirma.
La exfutbolista Aintzane Encinas confiesa que creció envidiando a sus compañeros de colegio. “Aunque todos queríamos jugar en la Real, solo ellos podían soñarlo porque no había equipo de chicas”. En 2004, sin embargo, aquel imposible se hizo realidad. Con apenas 16 años fue uno de los talentos que el club captó para formar su primer equipo femenino. Y pocas semanas después, sin mucho tiempo para digerir ese “recuerdo imborrable” de ponerse la camiseta del equipo de su ciudad y de su vida, la delantera se vio haciendo frente a un duelo contra el Athletic Club que se antojaba como una batalla entre David y Goliat. “El reto era grande porque entonces eran el vigente campeón y nosotras llevábamos apenas unos meses entrenando. Fue impactante pasar de verlas en la tele a tenerlas delante”.
En los años venideros –Encinas defendió la camiseta donostiarra hasta 2013 y ahora es segunda entrenadora del filial femenino– varias cosas cambiaron desde ese primer amistoso en Zarautz (Gipuzkoa). De unos pocos miles de aficionados se pasó a los 28.367 espectadores del último derbi antes de la pandemia, en octubre de 2019, y también el poderío entre dos equipos que ahora compiten en la misma liga terminó equilibrándose. Lo que se mantuvo inalterable, opina, es la sensación de que la rivalidad nunca rebasaba los límites del decoro. “El fuego siempre se queda en el campo”. Tanto en su versión femenina como masculina, asegura, ElDerbi Vasco se caracteriza por una gran competitividad entre dos clubes que siempre salen a ganar, pero a la vez se rige por unos códigos de respeto que hace posible la convivencia de los colores blanquiazules y rojiblancos en la misma grada, en la misma barra de bar o en la misma calle.
Después de colgar las botas, Encinas no se quedó quieta: se convirtió en embajadora de LaLiga, escribió un libro titulado Latidos de futbolista, fundó el Gaben Club Deportivo, club del que es presidenta y gestora, e incluso protagonizó un corto. Precisamente, cuando mira hacia atrás todo lo vivido le parece casi de película. “El otro día estaba viendo en Zubieta un partido del primer equipo femenino y subí una historia a Instagram porque había como ocho o nueve fotógrafos. Cuando empecé si venía uno ya estábamos contentas porque quería decir que tendríamos fotos y que quedaría constancia de que también existíamos”.
De pequeña, en los días de partido que no iban al estadio, siempre se servía tortilla en casa de Mónica Durango. Era el único menú, cuenta, que permitía a la familia comer sin mirar al plato para no perder detalle en televisión de citas como ElDerbi Vasco que en su familia se seguían religiosamente. En especial su padre, “un zurdo muy fino que llegó a jugar en el Racing de Santander”, revela, y promotor del gen futbolero que quién más expresaría sería una hija que se enamoró del enorme sentimiento de pertenencia que se vive en torno al Athletic Club, “aunque suene a tópico”.
Nacida en los setenta, Durango ha estado en derbis de todos los colores; de barro y brega, de alegría y lágrimas, de emoción y de tedio, de local y de visitante, pero no vivió su estreno oficial hasta la temporada 2010-11. Unos años antes esta procuradora de profesión se había unido a la candidatura de Fernando García Macua, que terminó por hacerse con la presidencia del equipo bilbaíno entre 2007 y 2011, y esa campaña vivió su primer duelo contra la Real desde el palco de San Mamés como secretaria de la junta directiva. Un día del que, sin embargo, no guarda muchos recuerdos “porque solo generan memoria las vivencias asociadas a una emoción potente”. “Ahí tienes que seguir normas y códigos. En realidad, estos partidos son para vivirlos en la grada”, cuenta esta mujer que se siente más hincha que exempleada y sigue el fútbol con tal pasión, intensidad y nerviosismo que una vez, en un duelo crucial, se metió en el metro de Bilbao para no escuchar los goles.
A su llegada al organigrama de los leones ambos clubes pasaban una mala racha. Aunque la relación entre directivas, recuerda Durango, era buena. La Real había bajado a LaLiga SmartBank y el Athletic, uno de los tres clubes que siempre ha permanecido en la élite, se quedó a un solo punto del descenso en 2007. Por suerte, las cosas han cambiado y hace bien poco se han encontrado en la pelea por títulos y en la parte alta de LaLiga Santander. “Uno de los partidos que tengo mejor recuerdo es el liguero aquí de 2019. Ellos venían como favoritos y les ganamos con claridad”.
El escritor y periodista txuriurdin Ander Izagirre evoca una única imagen con nitidez de su primer derbi vasco. Tenía seis años cuando la Real venció al Athletic por dos goles a uno en el antiguo Atocha, en 1982, una victoria que selló el campeonato liguero para los donostiarras, el segundo de su historia. “Cuando terminó el partido abrieron las vallas y la afición saltó al campo. Recuerdo salir de la mano de mi padre a pisar el césped. ¡Imagínate, con seis años! Fue un subidón que no me podía creer. Al pasar por el punto de penalti simulé que tiraba uno y metía un golazo imaginario”, narra. Antes de salir del estadio, Izagirre saludó a sus abuelos, que se encontraban en la grada de enfrente, como si él mismo hubiera ganado el título.
Premio Euskadi de Literatura en 2017 y autor de Mi abuela y diez más, libro en el que relata episodios históricos de la Real Sociedad a través de sus vivencias, el escritor recuerda otro derbi vasco con cariño. Se jugó en 1995, cuando Izagirre tenía 19 años, en el apogeo de su fervor futbolero. La Real le metió cinco al Athletic con un triplete del delantero bosnio Meho Kodro. “No he disfrutado más de un partido en mi vida. Los aficionados hacían la conga por las gradas. La Real no se jugaba nada; pero el Athletic tenía posibilidades de entrar en Europa y se quedó a las puertas”, explica.
Izagirre anima ahora a cualquier athleticzale o txuriurdin a presenciar este duelo en directo. “En el derbi hay una buena proporción de mezcla sana. Todos tenemos amigos y familiares del otro equipo. Me parece fundamental preservar eso: compartir grada con camisetas mezcladas. Aunque estés deseando que pierda el otro, claro”, cierra.
Entre su llegada a España en 2011 y su primera vez en ElDerbi Vasco, la periodista sueca Alexandra Jonson dejó pasar varias temporadas. Pero desde 2019, coincidiendo con la llegada de su compatriota Aleksander Isak a la Real Sociedad, repitió presencia cada año para cubrir el partido para la cadena TV2. La presencia de Isak y del noruego Sorloth, incorporado a las filas donostiarras el pasado verano, ha disparado el interés por la contienda en los países nórdicos, revela. “Y antes también estuvo Ødegaard [noruego, ahora jugador del Arsenal]. Sin tener los números, estoy segura que la Real Sociedad es el equipo más seguido en Suecia y Noruega después de FC Barcelona y Real Madrid”.
De los encuentros que ha presenciado en directo, incluida la final copera disputada en abril de 2021, se queda con lo que ha visto en la grada o en la fiesta que se vive en los aledaños de los estadios. “En dos ocasiones seguí el partido a pie de campo, justo enfrente de la grada de animación de la Real Sociedad. No es la mejor ubicación para seguir los detalles tácticos del partido, pero definitivamente es lo mejor si quieres quedarte asombrado y que se te ponga la piel de gallina”.
Visto desde la perspectiva de alguien extranjero, explica Jonson, lo que llama la atención de ElDerbi Vasco es “el orgullo de ambos clubes por sus raíces y su competición por ver quién representa mejor al País Vasco” y su “apuesta por la cantera”. También la fidelidad de la hinchada a unos colores, independientemente de la categoría y la competición. “Aquí el fútbol femenino es sencillamente fútbol. La gente no va al estadio a ver fútbol masculino o femenino, va a animar a la Real y al Athletic”, opina.
Pese a su admiración por Isak, al que ha podido conocer en entrevistas y al que considera el mejor talento de su país después de Zlatan Ibrahimovic, la periodista sueca se mantendrá neutral este fin de semana. Primero porque le parece importante “no ser aficionada de los clubes de los que informo” y luego por su pasión por otro equipo del norte de España, el Real Oviedo.
Unidos en la emoción
La disputa de ElDerbi Vasco ha coincidido en el mes de febrero con otros enfrentamientos clásicos de LaLiga Santander, EDerbi de Barcelona y ElGranDerbi, entre Real Betis y Sevilla FC. Tres grandes citas para el fútbol español que LaLiga ha querido celebrar con el lanzamiento de una campaña llamada ‘Compartimos la emoción’, donde hace “un llamamiento a la unión frente a la rivalidad”, ya que a todos los aficionados “les une una misma pasión, apoyen al equipo que apoyen”.
Quizá en el partido que se disputa este fin de semana entre leones y donostiarras es donde más se cumple esta premisa. No es raro ver a aficionados de ambos equipos juntos, en los bares o en las gradas, disfrutando del espectáculo. Por eso, LaLiga ha llevado su campaña a la realidad creando una gran bufanda compartida con las franjas rojiblancas y blanquiazules para que las puedan lucir con orgullo tanto en Donosti como en Bilbao.
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