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Recursos ilimitados


El partido lo decidió Portu, claro, pero es posible que nada de lo que ocurrió en los últimos instantes hubiera sucedido si Imanol no hubiese decidido dar entrada a Januzaj para los minutos finales. En esos instantes en que muchos cambios se hacen para la galería o para perder tiempo, el hecho de que el técnico de la Real eligiera al belga tiene mucho de mensaje. Y explica muchas de las cosas, casi todas maravillosas, que le están sucediendo al conjunto txuri urdin.



Januzaj no jugaba desde que asistió de forma mágica a Oyarzabal en el Pizjuán. Igual que desapareció en aquel partido a partir del fantástico pase, su figura, con ese aire melancólico que le acompaña, como a los grandes genios, había desaparecido en la Real. Y cuando el entrenador, ayer, volvió a recurrir a él, en un escenario objetivamente poco glamuroso, Granada, pudo elegir entre continuar con ese aire deprimido o tratar de aportar algo. Sus dos primeros pases los entregó al contrario o fueron fuera, pero en su tercera acción en los apenas diez minutos que estuvo en el campo, decidió el choque con una gran asistencia a Portu en el segundo gol. Dando la razón a Imanol.

Es posible que la maniobra pueda tener mucho de casual y esté directamente relacionada con el talento del belga, por mucho que acostumbre a racionarlo mucho más de lo que sería aconsejable. Pero poco tiene de azar que en Vigo Isak decidiera entrando desde el banquillo, que ayer lo hiciera la conexión JanuzajPortu, que en Mallorca Odegaard se llevara los titulares por el letal contragolpe que terminó en gol o que Willian
José y Oyarzabal, por supuesto, hayan aparecido como las estrellas que son en triunfos como los logrados ante el Alavés o en Cornellà.

Imanol maneja una gama de recursos infinitos y los utiliza con la maestría que ratifican los números: siete victorias en 12 partidos, 20 goles a favor, cuatro triunfos fuera en siete salidas… Pero lo que fundamentalmente transmite este equipo, cuando gana y cuando pierde, es un convencimiento absoluto en lo que su entrenador les pide que hagan sobre el terreno de juego. Y aunque ha habido noches, ante el Getafe o frente al Levante, en las que los rivales han penalizado esa idea, no han tenido la capacidad de hacer dudar a un entrenador que, equivocado o no, se levanta cada día con la misma idea. Y, por ahora, prácticamente cada vez que ha recibido una bofetada, ha respondido con un puñetazo encima de la mesa.

Y con esa determinación se plantó en Granada para atacar, jugar hacia adelante e ir a ganar como única opción válida de juego. El Granada resistió el primer envite en la primera parte, en gran medida porque el VAR no le dio a la Real un penalti que lo pareció y porque Remiro encajó un gol en el que pudo hacer más. Pero en la segunda parte, cuando la Real redobló su apuesta y siguió pensando en ganar, el Granada se derrumbó. Esta vez fueron Januzaj y Portu, pero pudo ser cualquiera. Porque los jugadores creen en Imanol y así es fácil llegar hasta el fin del mundo.


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