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Reino Unido pone en el punto de mira la vida de más de 60.000 tejones



Reino Unido se la tiene jurada a los tejones. El Gobierno británico ha aprobado extender a once nuevas áreas de Inglaterra las licencias para sacrificar estos mustélidos, una medida concebida para mitigar la tuberculosis bovina en el ganado que transmiten estos mustélidos, pero cuya eficacia la ciencia pone en duda. Más de 60.000 ejemplares, según denuncian veterinarios y animalistas, están ahora en riesgo de morir: a tiro limpio, si se les descubre andando por el campo o por las calles, o sacrificados, si se los captura vivos. 
Los conservacionistas han puesto el grito en el cielo. Aunque el tejón no está amenazado de extinción, en Reino Unido se encuentran entre los animales salvajes más protegidos. El jefe ejecutivo de Badger Trust, una organización protectora de los tejones, considera la medida una “traición a la opinión pública”, ha declarado al diario The Guardian. Argumenta que en marzo un estudio científico independiente encargado por la Secretaría de Estado de Medioambiente exculpaba a los tejones de ser la mayor causa de infección, y además restaba eficacia al sacrificio frente a otra medida menos cruenta: vacunar al ganado y a los tejones contra la tuberculosis bovina. 
La tuberculosis bovina obliga a sacrificar a unas 30.000 cabezas de ganado al año en Inglaterra. En 2013, cuando comenzaron las matanzas de tejones, se sacrificaron 26.594 vacas infectadas en el país, pero cinco años después de adoptar la medida fueron incluso más: 32.925. La extensión de las licencias a 11 nuevas zonas a las 43 ya existentes supone que se puedan solicitar en un territorio de unos 28.000 kilómetros cuadrados (unos 2.000 menos que toda la superficie de Galicia).
El Badger Trust insta al Gobierno a que haga público algún estudio científico sólido que demuestre que el sacrificio de tejones reduce la tuberculosis bovina. En frente tienen a los granjeros: un sindicato que los agrupa, el NFU, argumenta que ya lo hay, y que el tiro al tejón ha reducido en un 66% los brotes de la enfermedad en Gloucestershire y un 33% en Somerset, en el sureste de Inglaterra. Sin embargo, el propio estudio destacaba lo arriesgado de establecer una relación de causa-efecto entre una medida de erradicación de una especie y una enfermedad de transmisión entre animales.
En una carta abierta al primer ministro, Boris Johson, veterinarios, naturalistas y defensores de los derechos de los animales exigen que el fin de la concesión de licencias antitejones y que se vacunen masivamente a las vacas y a los tejones. “Advertimos que su Gobierno respondió al estudio Godfray [el análisis independiente encargado por la Secretaría de Estado de Medioambiente] en marzo de este año afirmando que iría reduciendo gradualmente el sacrificio intensivo de tejones y que, en su lugar, se optaría por la vacunación”, recoge el escrito firmado, entre otros, por la primatóloga Jane Goodall. 


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