WASHINGTON DC – Una investigación del Senado sobre la insurrección del 6 de enero en el Capitolio ha descubierto grandes errores del gobierno federal, el ejército y las fuerzas de seguridad antes del violento ataque, como fallos de transmisión de varias agencias de inteligencia y falta de preparación y formación de los agentes de la Policía del Capitolio, que se vieron rápidamente superados por los insurrectos.
El reporte publicado este martes es el primer — y podría ser el último — análisis bipartidista sobre cómo cientos de seguidores del expresidente Donald Trump pudieron ese día abrirse paso con violencia a través de los perímetros de seguridad e irrumpir en el Capitolio, interrumpiendo la certificación de la victoria electoral del actual presidente, Joe Biden.
LOS DETALLES DEL REPORTE SOBRE EL ASALTO AL CAPITOLIO
El documento incluye nuevos detalles sobre los policías en primera línea, que sufrieron quemaduras químicas, lesiones cerebrales y fracturas de huesos, y que dijeron a los senadores que se quedaron sin instrucciones cuando se rompió la cadena de mando. Recomienda que se hagan cambios inmediatos para dar más autoridad al jefe de la Policía del Capitolio, así como mejorar la planificación y el equipamiento de las fuerzas de seguridad y agilizar la transmisión de información entre agencias federales.
Como iniciativa bipartidista, el reporte no entra en los motivos del ataque, como la intervención de Trump cuando dijo ese día a sus seguidores que “pelearan” para revocar su derrota electoral. Tampoco describe el ataque como insurrección, aunque lo fue. Se publicó dos semanas después de que los republicanos bloquearan una comisión independiente y bipartidista que habría investigado la insurrección más a fondo.
“Este reporte es importante porque nos permite hacer algunas mejoras inmediatas para la situación de seguridad aquí en el Capitolio”, dijo el senador de Michigan, Gary Peters, presidente del Comité de Seguridad Nacional y Asunto del Gobierno, que realizó la investigación junto con el Comité de Normas del Senado. “Pero no responde algunas de las preguntas más importantes que debemos afrontar, sinceramente, como país y como democracia”.
Las autoridades están manejando una nueva hipótesis en la muerte de un oficial durante el asalto del Capitolio.
La Cámara de Representantes aprobó en mayo la creación de una comisión a imagen de la que investigó los ataques del 11 de septiembre hace dos décadas. Pero el Senado no consiguió los 60 votos para refrendar el proyecto, ya que muchos republicanos dijeron que el reporte del Senado era suficiente.
El republicano de mayor rango del comité de Normas, el senador de Missouri Roy Blunt, se ha opuesto a la comisión, alegando que la investigación tomaría demasiado tiempo. Dijo que las recomendaciones en el Senado pueden aplicarse más rápido, por ejemplo en la legislación que planean presentar él y la senadora demócrata de Minnesota Amy Klobuchar, presidenta del comité, y que daría más autoridad al jefe de la Policía del Capitolio para solicitar asistencia de la Guardia Nacional.
HORAS DE TRÁMITES BUROCRÁTICOS DEMORARON QUE LLEGARAN LOS REFUERZOS AL CAPITOLIO
El informe detalla cómo la intervención de la Guardia Nacional se demoró durante horas el 6 de enero, mientras funcionarios de diferentes agencias hacían trámites burocráticos para autorizar el despliegue. El texto detalla horas de llamadas entre funcionarios en el Capitolio y el Pentágono mientras el entonces jefe de la policía del Capitolio, Steven Sund, suplicaba ayuda con desesperación.
El informe indica que el Pentágono pasó horas “planificando la misión” y pidiendo autorizaciones de distintos niveles mientras la Policía del Capitolio era sobrepasada y sufría brutales golpizas de los insurrectos. También indica que la respuesta del Departamento de Defensa se vio “influida por las críticas” a su agresiva respuesta a las protestas en el verano de 2020 tras la muerte de George Floyd a manos de la policía.
Los senadores son muy críticos de la Junta de la Policía del Capitolio, un comité de tres miembros que incluye a los responsables de seguridad de la Cámara de Representantes y el Senado y al arquitecto oficial del Capitolio. Ahora las peticiones del jefe de policía deben ser autorizadas por la junta, incluso en caso de urgencia. El reporte recomienda que sus miembros “revisen adecuadamente las políticas y procedimientos” después de que los senadores determinaran que ninguno de los miembros de la junta el 6 de enero comprendía su autoridad ni podía detallar los requisitos para solicitar ayuda de la Guardia Nacional.
Dos de los tres miembros de la junta, los jefes de seguridad de las dos cámaras, fueron destituidos en los días posteriores tras el ataque. Sund también renunció bajo presiones.
El Congreso debe cambiar la ley y dar más autoridad al jefe de policía “de inmediato”, dijo Klobuchar.
El reporte también recomienda crear una unidad de inteligencia consolidada en la Policía del Capitolio después de errores generalizados de distintas agencias, que no predijeron el ataque a pesar de que los insurrectos lo estaban planificando abiertamente en internet.
La unidad de inteligencia de la policía “sabía de publicaciones en medios sociales llamando a la violencia en el Capitolio el 6 de enero, lo que incluía un plan para allanar el Capitolio, el intercambio en internet de mapas de los sistemas de túneles del Complejo del Capitolio y otras amenazas específicas de violencia”, según el reporte, pero los agentes no informaron adecuadamente a los mandos de todo lo que habían encontrado.
Los senadores también criticaron al FBI y al Departamento de Seguridad Nacional por restar importancia a las amenazas en internet y no emitir boletines formales de inteligencia que ayudaran a la planificación de las fuerzas de seguridad.
En respuesta al reporte, la Policía del Capitolio reconoció la necesidad de mejoras, algunas de las cuales ya se estaban haciendo.
Durante el ataque, señaló el reporte, la Policía del Capitolio se vio muy expuesta por una sucesión de errores: mala información de inteligencia, una pobre planificación, equipo inadecuado y falta de liderazgo. La cadena de mando “se rompió durante el ataque”, lo que dejó a los agentes en el frente sin órdenes. No había comandantes operativos dirigiendo la situación y algunos mandos estaban peleando en lugar de dar órdenes. “Los mandos de la Policía del Capitolio no tomaron el control del sistema de radio para transmitir órdenes a los agentes de primera línea en ningún momento”, concluyó la investigación.
Al mismo tiempo, los senadores reconocieron el valor de los agentes y señalaron que un agente les dijo que “todos los agentes en el interior se comportaron de forma admirable y heroica e, incluso superados en número, tomaron la ofensiva y recuperaron el Capitolio”.
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