Dinamarca, que juega por Christian Eriksen y anhela ser heredera de la mítica selección que fue contra todo pronóstico campeona de Europa en 1992 (invitada a última hora tras el veto a la entonces Yugoslavia por la guerra de los Balcanes), se enfrenta este sábado en Bakú en cuartos de final con la República Checa, que tiene el mismo sueño: dar la sorpresa en el torneo, estar el 11 de julio en la final de Wembley y ganarla.
Kasper Hjulmand, seleccionador de Dinamarca, dijo este viernes que los checos “tienen el mismo espíritu que nosotros”. Del mismo modo Jaroslav Silhavy, seleccionador de la República Checa, manifestó que Dinamarca “posee un estilo similar al nuestro”. También los checos quieren ser herederos: en su caso de la selección que fue subcampeona de la Eurocopa de Inglaterra 1996. Solo el gol de oro de Oliver Bierhoff hundió a los checos en la final ante Alemania.

Hjulmand afirmó que percibe el “ansia” que tienen sus jugadores y el cuerpo técnico ante este partido. “Es imposible no estar motivado en una situación así. El fútbol de la selección une a todo un país. Lo hacemos todo por el bien de toda Dinamarca. Tenemos dos sueños: ganar y emocionar”.
El técnico de Dinamarca recupera a Yussuf Poulsen tras su lesión muscular y la duda es si dará entrada al delantero del Leipzig o mantendrá a Kasper Dolberg, quien le relevó ante Gales y logró un doblete. Kasper Schmeichel, portero de Dinamarca, dijo que “esto solo será genial si ganamos”.
Silhavy, quien recupera a su capitán, Vladimir Darida, aseguró sobre el duelo ante Dinamarca: “No resultará nada fácil. Tenemos que igualarles en compromiso y planteamiento”.
