Clara Oliva describe como “duro” lo que vivió el año pasado cuando desarrolló una dolorosa infección en su ojo derecho y pasó un mes tratando de combatirla con distintos tratamientos, antibióticos y hasta una cirugía, pero nada funcionó.
“Cuando desperté de la anestesia, mi hijo estaba al lado mío y me dijo mamá, no se puede hacer trasplante hay que extirpar el ojo. Y el día primero de septiembre del mismo año, del 2022 me extirparon el ojo”, dice la residente de Miramar.
Durante el proceso en el que esperaba por una prótesis, Olivia dice que tenía que armarse de valor en frente de sus nietos que cuestionaban lo que sucedía.
Olivia no podría darle una explicación a su familia hasta que en noviembre le dijeron que descontinuara unas lágrimas artificiales que había estaba usando.
“Me llama mi clínica y me dice que las elimine, que no las use más”, cuenta Clara.
Se trata de las lágrimas artificiales EzriCare, que recientemente fueron retiradas del mercado después que una persona murió y al menos otras tres quedaron con daños permanentes en la vista luego de contraer una infección bacteriana.
La Administración Federal de Drogas y Alimentos (FDA) emitió una alerta diciendo que su uso “aumenta el riesgo de infecciones oculares que pueden provocar ceguera o la muerte”.
“Esta infección desafortunadamente es resistente a los antibióticos, entonces es muy difícil para tratar y puede causar infecciones no solamente de ojos, pero infecciones urinarias, infecciones sistémicas que pueden causar una muerte”, dice Natasha Cortes, abogada de Grossman Roth Yaffa Cohen, bufete que representa a Oliva.
Según la FDA, a nivel nacional se han reportado 55 reacciones adversas que incluyen infecciones oculares, pérdida permanente de la visión y una muerte por infección del torrente sanguíneo.
Las lágrimas se vendían bajo las marcas EzriCare y Delsam Pharma. Tanto el fabricante, como el distribuidor ahora tienen advertencias en sus páginas; advertencias que llegan tarde para Clara Oliva quien ha presentado una demanda en contra del fabricante, los distribuidores y el centro médico que le envió las gotas como parte de su plan de cuidado de salud.
“Con esta demanda queremos asegurar que estas compañías que fueron negligentes sean responsables por los danos que han causado, pero también investigar los hechos para poder prevenir que esta tragedia ocurra en el futuro”, dice Cortes. “Lo que yo he vivido, no quiero que lo viva nadie”-.
Nos comunicamos con el fabricante de estas lagrimas artificiales al igual que los distribuidores y aun no recibimos respuesta. El centro médico nos dijo que no han recibido notificación de la demanda y no tienen comentario en este momento.
Cuando la FDA emitió su alerta, Ezricare dijo que no tenía conocimiento de pruebas que vincularán el brote de la bacteria con las lágrimas sin embargo tomaron acción para que se dejaran de distribuir. Las lágrimas artificiales se vendían sin receta por lo que las autoridades de salud instan a cualquier persona que las tenga, que discontinúen su uso.
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