El fracaso de los Cavaliers tendrá consecuencias y uno de los damnificados podría ser Ricky Rubio. Después de una fantástica fase regular que hizo soñar la ciudad de Cleveland, terminando en la cuarta posición de la Conferencia Este con un balance de 51-31, los Cavs cayeron en las primeras de cambio con los Knicks, una decepción que conllevará cambios en la plantilla.
Solamente Donovan Mitchell, Darius Garland, Evan Mobley y Jarrett Allen son intocables, por lo que Ricky Rubio podría ser usado como moneda de cambio para conseguir algun perfil de jugador concreto en la liga.
Koby Altman, presidente de operaciones de baloncesto de los Cavaliers, ya avisó que el objetivo era conseguir un pívot contundente y un alero tirador, pero la llegada de Mitchell los dejó sin elecciones del Draft y habrá que recurrir a jugadores de la actual plantilla para formar la de la siguiente campaña.
Los tres jugadores que no son intocables y por lo que se podría sacar algo de valor están claros: Isaac Okoro, Ricky Rubio y Cedi Osman. El base catalán ha vuelto esta temporada de su grave lesión de rodilla, un retorno a las pistas que no ha sido fácil y que explica sus discretos números de la temporada: 5,2 puntos, 2,1 rebotes y 3,5 asistencias en 33 partidos. Su relevancia en los playoffs fue incluso menor que en la fase regular, pero Ricky sabe que puede volver a ser el que era antes de la lesión: su mejor versión.
Europa espera
Un retorno en el horizonte
Ricky tiene contrato con los Cavaliers para las dos próximas temporadas, hasta la 2024-25, y le quedan por cobrar más de 12 millones de dólares. Parece improbable, casi impensable, que el catalán decida tomar el camino de vuelta y poner fin a sus días en la NBA volviendo a Europa… de momento.
El plan vital de Ricky incluye una eventual vuelta al baloncesto europeo de primer nivel, pero aún queda por desvelarse el cuándo y el cómo. Salvo sorpresa mayúscula, no será en un futuro próximo, pues el propio jugador ha dejado claro que quiere volver a su mejor nivel y que sea en la NBA.