La mujer que desapareció. La mujer colocada en un estante. La mujer que se encontró mordeduras en la piel. La mujer que devolvió a su marido. La mujer que se comía las fotografías. Los títulos de los capítulos de Roar, la serie que Apple TV+ estrena el 15 de abril, no dejan lugar a dudas sobre sus argumentos. No son metafóricos, son literales. Esa literalidad extrema, casi absurda, sirve a sus creadoras, Liz Flahive y Carly Mensch, para contar fábulas feministas de media hora de duración con un tinte surrealista y un fondo muy real. Los ocho episodios de esta serie narran historias independientes protagonizadas, escritas y dirigidas por mujeres centradas en los obstáculos del día a día a través de situaciones sumamente extraordinarias.
Las tramas están basadas en ocho de los 30 relatos breves que publicó en 2019 la novelista Cecelia Ahern en una colección de mismo título. La potencia de esas narraciones llamó la atención de Liz Flahive y Carly Mensch, cuya anterior serie, GLOW, había sido cancelada por Netflix (después de haber sido renovada por una cuarta entrega) como una de las víctimas televisivas de la pandemia. “Nunca queremos repetirnos y siempre buscamos algo diferente en nuestro siguiente proyecto, y este era muy diferente”, cuenta por videollamada Liz Flahive. “Las dos series comparten, obviamente, que son historias de mujeres, pero no tiene nada que ver hacer una serie donde tienes que construir una temporada completa que hacer episodios individuales. Y jugar con el realismo mágico y el surrealismo fue también muy diferente y muy emocionante”.
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Para plasmar esas fábulas —que el equipo de guion tuvo permiso de la autora para retocar a su gusto—, Roar ha contado con un reparto de gran altura que incluye a Issa Rae, Betty Gilpin, Cynthia Erivo, Merritt Wever, Alison Brie y Nicole Kidman, también productora ejecutiva de la serie. “Todavía no sé cómo conseguimos este reparto”, ríe Flahive. Las guionistas escribieron primero los episodios y se los enviaron a las actrices. “Creo que muchas respondieron por la potencia de las historias que había detrás y por el protagonismo que tienen las mujeres. Cada actriz vive su propio tour de force en cada escena, es emocionante sentir tan central la narrativa femenina en una historia”, prosigue la guionista. Con las actrices a bordo, comenzaron un proceso colaborativo para ajustar el guion a cada una. “No habíamos escrito los guiones con nadie en mente, salvo el papel de Nicole [Kidman], que sabíamos muy pronto que iba a estar en la serie”. Ella es la protagonista del segundo episodio, en el que una mujer, cuya madre sufre demencia, come obsesivamente fotos familiares para tratar de preservar así sus recuerdos.
Betty Gilpin, en el capítulo titulado ‘La mujer colocada en un estante’.
Una de las muchas peculiaridades de Roar es el tono de sus historias, a medio camino entre la comedia negra, el misterio, el surrealismo e incluso el terror psicológico. “Carly [Mensch] y yo siempre vivimos en ese espacio entre contar historias dramáticas con una voz cómica. Creo que nada es mortalmente serio y nada es una pura broma. Por eso siempre intentamos encontrar una base emocional para contar las historias, una forma de que parezcan dinámicas y nuevas”, explica la guionista.
Esa mezcla de tonos y las propuestas temáticas tan radicales de cada episodio pone a prueba los límites de lo que el espectador está dispuesto a aceptar. ¿Una mujer que acepta vivir en lo alto de una repisa y convertirse, literalmente, en una mujer florero? ¿Una escritora cuyo libro va a tener una adaptación audiovisual pero cuya voz no es escuchada, literalmente, hasta el punto de desaparecer ante los ojos de los presentes en una reunión? ¿Una mujer que mantiene una relación romántica con un pato? Sin embargo, las creadoras de la serie no tenían miedo de ir demasiado lejos en esa literalidad que llega casi al absurdo. “Creo que estábamos más preocupadas por no ir demasiado lejos la mayoría de las veces. Teníamos mucha gente a nuestro alrededor que nos animaba a ello, especialmente Nicole Kidman, quien ha tomado muchas elecciones audaces en su carrera y su vida creativa. Cada vez que nos planteábamos si estábamos haciendo algo demasiado extravagante, ella era la primera que decía, ‘es genial, deberíamos seguir por ahí, es exactamente todo lo lejos que deberíamos ir con esta historia’. Tener a alguien así te da confianza, impulsa tu trabajo. Todos necesitamos una animadora o un animador que nos quite el miedo”, cuenta Flahive.
Merritt Wever, una de las protagonistas de ‘Roar’.
Tanto Liz Flahive como Carly Mensch, provenientes las dos del mundo del teatro, tienen amplia experiencia en series que cuentan historias de mujeres. La primera fue guionista de Homeland y Nurse Jackie antes de cocrear GLOW. La segunda coincidió con su compañera en Nurse Jackie y también fue escritora de Weeds y Orange Is the New Black. Con Roar dan un paso más explícito en su apuesta por poner a las mujeres en el centro del relato, pero, ¿no temen dejar fuera a los hombres? “A ver, creo que nunca hablamos de las historias sobre hombres de esta forma, y eso me parece interesante. Nunca he escuchado plantearse algo como ‘hemos hecho Los Soprano, pero ¿les gustará a las mujeres?’. ¡Pues por supuesto!, es una historia genial, tienen esos grandes tipos contando una historia de mafiosos y es increíble, y ya está. Creo que hay algo de… [toma aire unos segundos antes de proseguir]. Cuando hablamos sobre si los hombres responderán yo digo, ¿y por qué no lo iban a hacer? Algo que siempre fue bastante sorprendente para la gente sobre GLOW fue la cantidad de hombres que la veían. ¡Pues por supuesto! Las historias sobre mujeres no deberían ser solo para mujeres, las historias sobre mujeres son para todo el mundo. Así que sí, creo que los hombres responderán. La gente responderá. Al menos espero que ese sea el punto en el que estamos”, defiende con entusiasmo la guionista.
Cynthia Erivo protagoniza el capítulo ‘La mujer que se encontró mordeduras en la piel’.
Roar se suma a la gran hornada de producciones televisivas creadas y protagonizadas por mujeres que, en los últimos años y tras una era en la que la televisión de prestigio estaba dominada por el relato masculino, han llevado la diversidad a la pantalla. Se podría hablar incluso de una edad dorada de las series creadas y protagonizadas por mujeres. “Sí que lo creo. Cuanta más diversidad tengamos, no solo en términos de género detrás de las cámaras, en la gente que crea las series, sino también en qué historias valoramos, veremos un cambio. Estamos asistiendo a un cambio en el liderazgo. Cuantos más cambios vemos en las cadenas y plataformas, donde no tengas que entrar en una habitación para hablar con hombres blancos y mayores, que son quienes manejan el barco y las personas que deciden qué historias se cuentan, cuanto más cambio haya en ese sentido, más diversidad de creadores tendremos en la televisión y mejor será la televisión. Porque al final, ¿quién quiere ver la misma vieja historia una y otra vez?”, concluye Flahive.
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