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Robert F. Kennedy Jr, el Kennedy negacionista y antivacunas que se enfrentará a Biden

EL PAÍS


Robert F. Kennedy Jr.Luis Grañena

Robert F. Kennedy Jr. tenía 14 años cuando su padre fue asesinado. El senador Bobby Kennedy era una estrella en ascenso que acarició la nominación presidencial hasta que un inmigrante palestino le quitó la vida tras un mitin en Los Ángeles. Aquel crimen ocurrido en junio de 1968 es considerado por muchos el fin de la década de los sesenta en Estados Unidos. Para RFK Jr. es un misterio sin respuesta. El hoy aspirante a la candidatura demócrata a la presidencia afirma que el hombre que purga una cadena perpetua por disparar contra el ex fiscal general es inocente y que hubo un segundo tirador involucrado. Hace algunos años pidió reabrir el caso y remover las entrañas de uno de los magnicidios que marcaron a Estados Unidos.

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Kennedy Jr., de 69 años, se convenció de aquello después de haber llevado a cabo una investigación independiente que incluyó entrevistas con testigos y la revisión de los informes de la policía y la autopsia. La pesquisa le llevó a una sola conclusión, debía entrevistarse con Sirhan Sirhan, acusado del homicidio. En diciembre de 2017, el abogado ambientalista con estudios en Harvard y la Universidad de Virginia acudió a una prisión de San Diego a entrevistarse con el asesino de su padre. Estuvo allí dentro tres horas. Nunca declaró a la prensa los detalles de la reunión, pero al salir su creencia se reafirmó. Un segundo tirador había matado a su padre cinco años después de que otro tirador matara a su tío, el presidente John F. Kennedy.

El tercero de los 11 hijos que Bobby Kennedy tuvo con Ethel Skakel ha forjado su reputación con una larga lista de teorías conspirativas y polémicas, como que Vladímir Putin está actuando de buena fe en el conflicto con Ucrania. Ha afirmado que la elección de 2004 le fue robada al senador John Kerry; que la emergencia del VIH habría sido fabricada para que las corporaciones vendieran más fármacos contra el sida; que las vacunas provocan autismo, y el Prozac es responsable de los tiroteos masivos en las escuelas de EE UU. Que la tecnología 5G es utilizada para la vigilancia o que las señales de radiofrecuencia del wifi pueden causar cáncer. Que los químicos en el agua convierten a los niños en transgénero. Recientemente provocó otra controversia al afirmar que los chinos y judíos son inmunes a la covid-19.

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Todas estas afirmaciones han sido desmentidas por la ciencia o no han sido comprobadas, pero sus argumentos han recibido alabanzas del expresentador de la Fox News Tucker Carl­son y el antiguo estratega de Donald Trump, Steve Bannon. Pero también han despertado simpatías en sectores de la izquierda. Jann Wenner, fundador de Rolling Stone, publicación seminal de la contracultura estadounidense, prestó las páginas de su revista a varios artículos de Kennedy. Allí elaboró que George W. Bush se había quedado con trampas la presidencia.

Kennedy Jr. vive su gran momento en Estados Unidos. La pandemia lo convirtió en una voz muy frecuente en los medios conservadores cuando necesitaban una voz crítica contra los mandatos de vacunación, las mascarillas y las cuarentenas ordenadas por el Gobierno. Estas son medidas de regímenes autoritarios, opina RFK Jr. “Incluso en la Alemania de Hitler podías cruzar los Alpes suizos, podías esconderte en un ático, como hizo Ana Frank”, dijo a inicios del año pasado en un mitin en Washington contra la gestión de la Administración de Biden. Las declaraciones hicieron que su esposa, la actriz Cheryl Hines, quien interpreta a la esposa del comediante Larry David en la comedia de HBO Curb Your Enthusiasm, condenara sus dichos por “insensibles” y “reprobables”.

En 2021 publicó un libro contra el epidemiólogo Anthony Fauci, quien estuvo al frente de la respuesta a la pandemia en Estados Unidos. Kennedy Jr. lo calificó de un “poderoso tecnócrata que ayudó a orquestar y ejecutar el histórico golpe de Estado contra la democracia en Occidente”. El título se convirtió en un éxito de ventas, con más de un millón de ejemplares vendidos. El abogado ha hecho parte de su fortuna litigando desde su despacho, Kennedy & Madonna, casos contra las grandes farmacéuticas. Esto le generó unos ingresos el año pasado de cinco millones de dólares.

Kennedy anunció en abril que entraba en la contienda electoral de 2024. A pesar de sus posiciones, con eco en el electorado republicano y trumpista, aspira a convertirse en el candidato presidencial del partido que forjaron su padre y su tío, el demócrata. Hasta un 20% de sus correligionarios han llegado a percibir su irrupción de forma positiva. A pesar de que vive un momento de popularidad, el presidente Biden va muy adelante en la carrera, con una ventaja en los sondeos que oscila entre 40 y 50 puntos.

Con un discurso crítico con los grandes medios de comunicación, Kennedy ha quedado marginado a otros espacios. Es un invitado popular con Joe Rogan, el podcast más escuchado de Spotify y un programa que ha tenido varias críticas por diseminar desinformación a su gran audiencia. Su campaña ha ganado tracción entre libertarios de Silicon Valley, financieros de San Francisco y empresarios de tecnológicas como Elon Musk y Jack Dorsey, uno de los fundadores de Twit­ter. A principios de julio, su campaña comunicó que había recaudado 10,2 millones de dólares de simpatizantes tanto republicanos como demócratas.

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