El próximo viernes se estrena The Batman, la visión del director Matt Reeves del caballero oscuro, una nueva versión que nada tiene que ver con las anteriores, y que supone el retorno del actor Robert Pattinson (Londres, 35 años) a los taquillazos. El filme ha dado innumerables vueltas, tras el abandono de Ben Affleck del proyecto y los obligados parones provocados por la covid-19, lo que ha alargado su producción durante un lustro. Aquí están algunas de sus claves:
David Fincher y Seven. Para alejarse de la épica grandilocuente de Christopher Nolan o del despiste decrépito construido en su personaje por Affleck, Matt Reeves ha virado hacia el thriller neonoir. En Gotham no para de llover, la ciudad vive sus peores días y un asesino en serie, que va un paso por delante de sus protagonistas, va dejando un rastro de asesinatos meticulosamente ejecutados y puestos en escena. Aunque Reeves ha dado a entender que para Enigma (interpretado por Paul Dano) se ha basado en el asesino del Zodiaco, que inspiró Zodiac, de David Fincher, la referencia más obvia por atmósfera y guion es Seven, incluso en el planteamiento de pareja conformada por policía afroamericano veterano (Morgan Freeman-Jeffrey Wright, como el comisario Gordon) y joven caucásico (Brad Pitt-Robert Pattinson). Y el marco argumental está delimitado, por un lado, por el delirio sádico de Saw y, por otro, por la ciudad corrupta de L. A. Confidencial.
Watchmen y la venganza. La eterna pregunta que planteaba Alan Moore en su obra maestra Watchmen: ¿quién vigila a los vigilantes? El guion de The Batman se afianza en dos claves: lo que altera una sociedad la existencia de esos vigilantes, de esos héroes enmascarados (¿habría menos criminales en Gotham si el lado más oscuro del cerebro humano no se sintiera retado ante la aparición de un héroe?), y la venganza: su pertinencia y el uso de la violencia para obtenerla.
Más tebeo, más humano. Ver uno de los Batman de Nolan era asistir a un espectáculo operístico, tan grandilocuente como estilizado. El libreto coescrito por Reeves y Peter Craig (guionista de Los juegos del hambre y Top Gun: Maverick) vira hacia lo humano: ni es tan pop como el de Tim Burton o el horror perpetrado por Joel Schumacher en Batman y Robin (que desperdició al mejor Batman posible, George Clooney) ni se arrastra por la vida torturado con voz gutural como Christian Bale en la trilogía de Nolan. Esa bajada a la viñeta es probablemente lo mejor de The Batman.
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La sombra de Nolan es alargada. ¿Cuándo hizo Robert Pattinson su prueba con cámara para ver si encajaba como Bruce Wayne / Batman? En mitad del rodaje de Tenet… de Nolan, que había dejado atrás al personaje. Nolan pilló a Pattinson cuando este le dijo en mayo de 2019 que tenía que abandonar unos días la filmación de Tenet por “una emergencia familiar”. “Vas a hacer la prueba de Batman, ¿verdad?”, le respondió el realizador. Acertó. Ah, Pattinson hizo el test enfundado en el traje usado por Val Kilmer.
Coronavirus. Ni rastro de él en el metraje, aunque lo sufrieron en el rodaje. La filmación empezó en enero de 2020 en Londres y la pandemia lo detuvo el 25 de marzo de ese año. Se reanudó a finales de 2020, y el 3 de septiembre se detuvo otra vez cuando Pattinson dio positivo en covid-19. Volvieron a filmar el 17 de septiembre, y acabaron la fotografía principal el 12 de marzo de 2021.
Política. “No más mentiras”, escribe Enigma sin cesar. Hay un claro mensaje político en este The Batman, cuyo guion profetiza un hecho ocurrido después de su escritura: la toma del Congreso estadounidense por los seguidores de Donald Trump el 6 de enero de 2021. O cómo las redes sociales aglutinan a los más radicales.
Gotham. Una ciudad arrasada por una droga llamada drops, una urbe cercana al Manhattan de los ochenta o al peor Chicago posible, aunque no tan descontrolada como la del final de Joker (a Todd Phillips se le fue la mano). El escenario deviene en fundamental para la trama.
Reparto. Salvo Pattinson, seguro que Warner ha ahorrado en ese apartado del presupuesto. Es cierto que todos los intérpretes encajan en sus papeles, aunque hay dos presencias llamativas por su caracterización: Colin Farrell (que como Pingüino parece salido de Dick Tracy) y Barry Keoghan, al que hay que buscar con mucha atención.
Cómics de referencia. El mismo Reeves los ha citado: The Long Halloween (la película arranca un jueves 31 de octubre, noche de Halloween), Batman: Ego y Batman: Year One.
Pattinson-Kravitz. La química que no funciona, el aroma a anuncio de colonia que salpican sus secuencias íntimas en The Batman. Robert Pattinson y Zoë Kravitz (Catwoman) lo intentan, pero… Antes de ponerse manos a la obra, ambos consultaron a sus predecesores en los personajes, Christian Bale y Michelle Pfeiffer, respectivamente, y recibieron el mismo consejo: que se aseguraran que con el traje puesto podían ir al baño sin problemas.
Guiños a la filmografía de Reeves. Matt Reeves es un buen director. Aunque su versión de Déjame entrar es discutible, su Monstruoso y su vuelta de tuerca a la saga El planeta de los simios son realmente aplaudibles. Warner lo tenía en su lista desde que Ben Affleck renunciara a dirigir (tardó más tiempo en dejar de lado el personaje) una nueva película de Batman. Tras comenzar el proyecto, estudio y cineasta chocaron por el contrato, y Reeves decidió salirse el 23 de febrero de 2017. Warner reculó y pocas semanas después Reeves retornó al liderazgo de la saga. Como director de acción, Reeves aporta buenas persecuciones automovilísticas (con guiños estilísticos a la cámara de Locke), y luchas cuerpo a cuerpo muy de kickboxing. Por cierto, aparece Andy Serkis encarnando a Alfred; Serkis ha sido el actor fetiche del cineasta en sus dos películas sobre los simios inteligentes.
Bruce Wayne, entre emo y Kurt Cobain. Lo más chocante de este The Batman es ver a Bruce Wayne, un multimillonario bon vivant, encerrado ahora en su torre mansión como si fuera una vieja estrella del rock, torturado emocionalmente, bastante emo y con el pelo lacio. Para Reeves, su Wayne bebe de Kurt Cobain, y no duda en subrayarlo con el leit-motiv musical: Something in the Way, canción que cerraba Nevermind, el álbum de 1991 de Nirvana. El director ha contado que escuchó mucho a Nirvana escribiendo el primer acto del guion, y que cuando hizo la prueba a Pattinson con la secuencia en que se maquilla los ojos de negro (es el primer Batman en cine que lo hace) todo encajó en su cabeza.
Duración. The Batman, con sus 175 minutos, es la segunda película más larga entre las adaptaciones de tebeos (recordemos que Batman no contabiliza como superhéroe: no es ni un dios ni tiene superpoderes, sino una cuenta bancaria infinita), tras Vengadores: Endgame. ¿La razón? La parte más floja del filme, un guion que no deja de dar vueltas sobre sí mismo, repitiéndose en algunos momentos hasta el aburrimiento.
Ben Affleck. Affleck había sido el caballero oscuro en Batman v Superman: el amanecer de la justicia (2016), Escuadrón suicida (2016) y Liga de la Justicia (2017) como calentamiento de su Batman en solitario. Tenía guion, villano (Deathstroke)… Pero el asunto se enfrió, Affleck renunció a su Batman veterano (quienes leyeron el guion lo comparaban con un James Bond) y entró Reeves, que cambió hasta la edad del personaje. Por eso Pattinson ha sido el elegido. Y está estupendo como un Batman que lleva menos de dos años salvaguardando Gotham. Durante una década, Pattinson ha regateado toda posible vuelta a un taquillazo desde que acabara la saga Crepúsculo, centrado en filmes indies. Ahora ha firmado por tres entregas de Batman, y entre medias seguirá con su compromiso con el cine de autor.
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