Nota del editor: Puedes ver en vivo en este enlace la entrevista completa el martes 12 de febrero a las 6:00 p.m. y 11:00 p.m.
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Amparado a su fe y al cariño de los suyos, Ángel Pérez no se rinde. Y es que luego de haberse contagiado con la bacteria “comecarne”, estar inconsciente durante meses y sobrevivir a una intervención quirúrgica de remoción de extremidades la sonrisa no se le sale del rostro.
“Soy una persona alegre y carismática. Siempre he sido sencillo y humilde, con dinero o sin dinero llevo mi sonrisa”, destacó en exclusiva con Telemundo 62 el pescador boricua de Nueva Jersey.
En verano del 2018 Pérez se infectó con la temible batería pescando en aguas del Río Maurice en Burlington County. Desde entonces su vida dio un giro total.
“Le doy gracias a Dios (hace una pausa compungido), a mi esposa y a mi familia que me apoyaron en este tiempo amargo. Le dijeron a mi esposa muchas cosas negativas, parte de las que escuché’ cuando estaba en la camilla, pero siempre puse que esto era algo que debía pasar y que lo iba a contar”, sostuvo Pérez quien recibió al equipo de Telemundo 62 en su residencia.
Contra todo pronóstico o más bien diagnostico Ángel fue desahuciado por los médicos que lo atendieron en Cooper University Hospital. Le dieron poco menos de siete días de vida cuando más malito se encontraba. “Mi familia es unida y cristiana y por sus oraciones sabemos que la fe mueve montañas. Dios me vino a ver a tiempo porque nadie me aseguró que iba a vivir”, recordó.
El sobreviviente a la bacteria “comecarne”, cuyo recuerdo del temible padecimiento se ve marcado en la carencia de sus extremidades, contó que fue su suegra la que se dio cuenta que una de sus piernas se comenzó a tornar roja. Esa misma noche fue a un centro médico (urgent care) antes de cambiar al menos tres veces de hospital hasta llegar donde fue tratado.
“Le dije al Señor que lo iba a contar y así lo estoy haciendo. El no tener manos ni pies no me impide seguir adelante. Necesito algunas cosas, como un baño y un vehículo, pero ahí veremos. Cuando me estaban cortando las manos y las pies solo pensé que era la voluntad de Dios y que todavía me quedaba mucho tiempo en esta vida”.
Sin embargo, añora regresar al rio para rememorar sus tiempos de pescado y departir con los amigos. ‘No le voy a guardar rencor a un sitio que pasé muchas, claro que quiero regresar al río”, sostuvo.
También quiere tener una mejor calidad de vida y urgió ayuda a los buenos samaritanos que quieran proveerla.
Ángel necesita una van, que el adapten las prótesis porque se las hicieron cuando estaba hinchado en el hospital y bajó de peso, así como la remodelación del baño de su casa, porque no cabe con todo equipo.
“Nadie sabía que iba a regresar a la casa, todos pensaban que iba directo al cementerio porque los doctores no me dieron nada de posibilidad. Con Dios todo es posible y le doy gracias”, concluyó.