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Ruiz Lorente: “En 48 horas cambió todo en mi vida”

El entrenador aragonés de baloncesto Joaquín Ruiz Lorente, que hasta diciembre trabajaba como técnico ayudante en el equipo chino Liaoning Flying Leopards, vio su vida cambiar en solo 48 horas, las que tardó en conocer la rápida evolución del coronavirus en China y anular el billete de vuelta a ese país desde España, donde pasaba una semana de vacaciones.



Ruiz
Lorente (Zaragoza 14-4-1966), que como jugador estuvo 18 temporadas en la máxima categoría del baloncesto español, fue entrenador ayudante del fallecido José Luis Abós en el CAI Zaragoza y posteriormente primer entrenador. También dirigió a la selección de Panamá. Ahora llevaba cuatro campañas en el conjunto chino.

El técnico maño regresó a España el 23 de enero aprovechando la semana de vacaciones de la Liga con motivo del Año Nuevo chino que prácticamente paraliza al gigante asiático y que supone millones de desplazamientos internos en el país.

La rápida evolución del coronavirus en China e Italia hizo sospechar al preparador maño que la situación en España podría ser similar y decidió renunciar a su trabajo para permanecer junto a su familia, porque preveía que podía ser una situación dura, como así está ocurriendo.

“Antepongo estar con mi familia al tema económico y cuando tomo la decisión de no regresar tengo la idea de lo que puede pasar y de lo que podemos vivir aquí. En 48 horas cambió todo en mi vida. Cuando llegó el virus a Italia me preocupé de verdad y anulé los billetes de vuelta”, subraya en una entrevista con Efe.

En el relato de cómo evoluciona la situación a su alrededor relata que dos días antes del regreso a España su equipo había jugado el último partido previo al parón y ese mismo día el club ya informó a jugadores y cuerpo técnico que había un brote de un virus y les dieron mascarillas para que se las pusieran en la sesión de tiro previa al encuentro, y les tomaron la temperatura.

“Al principio no le di demasiada importancia porque allí es algo habitual ver a la gente con mascarillas por temas de contaminación y yo mismo las he llevado, y a veces pasa alguna cosa de la que me han avisado mis familiares y yo ni me había enterado porque sucede a varias horas en avión de donde yo vivo”, ha relatado el preparador zaragozano.

El técnico aragonés se quedó en España durante el confinamiento.

Jugaron el partido y cogió un vuelo el 22 para llegar a España el 23, pero no sabía nada de la existencia del brote de coronavirus en China, algo de lo que tuvo conciencia al llegar.

“Aquí veo que va creciendo y cuando cierran la ciudad de Wuhan pienso que es serio. Cuando tenía que volver me dicen que me quede un par de días más y a los dos días que me espere una semana. Ves las noticias aquí y allí te dicen que no vayas y te alarmas”, apunta.

Igualmente, el técnico aragonés relata que a las dos semanas querían que los que eran de fuera regresaran a la ciudad, que está a tres horas de avión de Wuhan, pero con cuarentena.

“Los americanos se habían ido. Me dicen que la Liga se va retrasando pero me avisan de que en cualquier momento podría volver. El 28 de febrero me comentan que la Liga empieza el 1 abril, que está todo más controlado y que vaya porque hay que estar en cuarentena previamente al inicio de la competición”, indica el preparador aragonés.

En esas fechas surgió el brote en Italia, apunta Ruiz Lorente, y en tres días llegó a España, por lo que llamó a su equipo y comunicó su decisión de llegar a un acuerdo para cancelar el contrato.

“Tenía claro que debía estar con mi familia. No estaría tranquilo en China. Era un brote importante y llegamos a un acuerdo aunque al principio les costó entenderlo porque me decían que era seguro regresar mientras que yo intentaba hacerles ver que no quería estar lejos de mi familia y al final lo comprendieron”, ha asegurado.

Una vez tomada la decisión, Joaquín Ruiz Lorente siguió los acontecimientos en el país asiático gracias a unos amigos que tiene allí.

“Hubo un confinamiento general. Allí no se movía nadie de casa y estaba todo mas militarizado. Sólo permitían salir según que días a comprar y tomaban la temperatura al salir de casa. Te preocupas y todo parece una película de ficción”, cuenta.

En este sentido, opina que va a costar mucho volver a normalidad y vaticina que se van a producir muchos cambios a nivel social: “somos un país de abrazarnos, de contactos físicos, de besarnos y eso va a cambiar un montón. La gente va a tener miedo y no se le va a pasar al día siguiente. Va a haber bastante respeto. Se van a producir muchísimos cambios y nos tendremos que ir adaptando a muchos niveles”.

Después de vivir cuatro años en China y otro en Panamá como técnico, se ha ratificado en la idea de que España es “un gran país” y se vive “muy bien” porque se sabe disfrutar de la relaciones y reírse de uno mismo.

“Somos gente alegre, de un carácter mediterráneo que no deberíamos perder aunque creo que va a cambiar”, comenta, y espera que no pare el sentimiento de “solidaridad y de empatía” que se está viendo en cosas tan sencillas como “llevarle la compra al vecino de abajo”.


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