Jersón, la única capital de provincia en Ucrania que Rusia mantiene bajo control, se prepara ante la inminente ofensiva de Kiev para su reconquista. El nuevo responsable de todas las fuerzas armadas rusas en Ucrania, Serguéi Surovikin, ha allanado el camino con una entrevista donde admite que habrá que tomar “decisiones difíciles” en este frente. Las autoridades militares impuestas por Moscú en la anexionada provincia de Jersón han comenzado a sacar a los habitantes de allí este miércoles. Además, para no obstaculizar el movimiento de sus tropas, ningún civil podrá entrar en la región durante al menos siete días. El Gobierno ucranio ha acusado a Moscú de montar un “show de propaganda” con la evacuación y de tratar de asustar a los ciudadanos.
La ciudad ha amanecido con largas colas de personas ante los autobuses que les iban a llevar al otro margen del río Dniéper. El gobernador del Kremlin en aquel territorio, Vladímir Saldo, afirma que más de 5.000 personas han abandonado aquella provincia en los últimos dos días, aunque la evacuación oficial comienza hoy en una región donde, según sus cálculos, más del 40% de los vecinos han marchado al exilio por la guerra desatada por Moscú en febrero. La mayor parte de desplazados salieron en los primeros meses de la invasión hacia zonas de la Ucrania libre y de la Unión Europea. Tras cerrarse los pasos de acceso entre los territorios ocupados por el ejército ruso hacia los controlados por Kiev, miles de personas han optado por salir de la zona a través de Rusia, y desde allí, a los países bálticos.
La contraofensiva ucrania sobre la provincia de Jersón comenzó a finales de agosto. Su avance ha sido más lento que el ataque sorpresa de septiembre que logró la expulsión de los rusos de la zona noreste de Járkov en unas pocas semanas. Por otro lado, siguen estables los frentes de Lugansk y Donetsk, en la órbita de Moscú desde la insurrección promovida en 2014. Las Fuerzas Armadas de Ucrania intentan tomar la provincia rodeando a las tropas invasoras: por un lado, avanzan por el flanco noroccidental, desde la provincia de Dnipro; por el otro, la ofensiva se produce desde el sur, desde la ciudad de Mikolaiv. La operación desde el frente norte es más compleja porque requiere cruzar el río Dniéper, el mayor del país. Desde Mikolaiv, en cambio, el avance es por un territorio llano y directo.
La provincia es fundamental para la subsistencia del Estado ucranio, porque le da acceso a la costa más septentrional del mar Negro, y porque expulsaría a los rusos de la orilla occidental del río Dniéper en la ciudad de Jersón. Además, tomar la provincia permitiría a las fuerzas defensoras aislar Crimea, anexionada ilegalmente por Rusia en 2014, y abrir un nuevo frente por el sur sobre Zaporiyia y el mar de Azov.
Evacuación voluntaria
Las autoridades rusas insisten en que están llevando a cabo una evacuación voluntaria. “¡Estimados residentes! Evacúen pronto. Las fuerzas ucranias bombardearán edificios residenciales. Los autobuses saldrán desde las 7.00 de Rechport a la Orilla Oriental”, decía un mensaje que han recibido sus habitantes.
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El diario Jólod, declarado agente extranjero por el Kremlin, ha mostrado varios de los panfletos de evacuación repartidos en la ciudad. “Proteja su familia, márchese a la orilla izquierda”, titulaba uno acompañado de una foto de unos padres y su hijo con la sonrisa de un anuncio de clínica dental y envueltos por la bandera rusa. La orilla izquierda es, en realidad, la oriental, la que queda al sur de la ciudad, pues no se la denomina desde el punto de vista del mapa, sino sobre su rumbo a la desembocadura del Dniéper.
“¿Qué hay que saber sobre la salida?”, titula otro panfleto donde se subraya que las autoridades civico-militares impuestas en la anexionada región ofrecen “la posibilidad de que se marchen las familias de Jersón a otras regiones de Rusia para descansar y estudiar”. En él, un dibujo de archivo de otra familia feliz con prismáticos e, incluso, una mascarilla de una pandemia que ya fue olvidada hace tiempo.
“Si comienzan los combates, habrá cañonazos de artillería y bombardearán la ciudad. Es mejor sacar a la gente de la ciudad, y eso es lo que estamos haciendo ahora”, ha afirmado el gobernador ruso Vladímir Saldo en una entrevista concedida al canal Rossiya 24. “Para que esa tarea sea más ordenada, la entrada de civiles a la región de Jersón estará vetada durante siete días”, añadió. Además de los ferris con los que contaba la ciudad, las autoridades han enviado nuevos botes al puerto fluvial de la ciudad para cruzar el río Dniéper.
El general Surovikin, también jefe de las Fuerzas Aerospaciales rusas, afirmó este martes que el ejército ucranio podría atacar con “armas prohibidas” la ciudad o destruir la central hidroeléctrica de Nova Kajovka. El gobernador regional ha matizado el peligro que podría suponer una hipotética inundación. “El nivel del agua no subiría más de un metro o metro y medio”, resaltó Saldo en el caso de la ruptura de la presa. “Nadie planea entregar Jersón a las fuerzas armadas de Ucrania”, ha subrayado el jefe impuesto por el Kremlin en la zona. Además, ha señalado que la marcha de los civiles facilitará la fortificación de la ciudad.
Asalto a Zaporiyia
Un representante ruso en la provincia de Zaporiyia, Vladímir Rogov, ha asegurado a la agencia rusa Ria Novosti que durante la pasada noche, una misión de 30 lanchas ucranias había intentado cruzar el Dniéper para asaltar Energodar, municipio ocupado por Rusia y donde se ubica la mayor central atómica de Europa. La central de Zaporiyia aportaba antes de la guerra un 20% de la electricidad de Ucrania. Las fuentes rusas aseguran además que una subestación eléctrica de Energodar ha sido destruida este martes con artillería ucrania de largo alcance Himars.
El nombramiento de Surovikin ha sido recibido como agua de mayo por los canales prorrusos ante la debacle de los últimos dos meses. “¿Por qué estábamos tan contentos con la creación de un mando unificado? El flanco izquierdo no sabía como peleaba el derecho, ahora recogemos los frutos de aquel desorden”, señala en Telegram Alexánder Sladkov, corresponsal de guerra del periódico Izvestia, antes de mostrar su optimismo: “Si hacemos lo correcto, creo que nos mantendremos firmes”.
A las puertas de Crimea
Si Ucrania recupera Jersón, abriría un nuevo capítulo en la guerra porque estaría a las puertas de Crimea. Las Fuerzas Armadas ucranias están poniendo toda la carne en el asador para tomar la ciudad de Nova Kajovka, al norte de la ciudad de Jersón, porque en ella se encuentra una de las mayores presas del río Dniéper y desde donde Rusia canaliza agua y electricidad para Crimea. Moscú suministra desde Crimea de forma segura —alejados de la artillería de largo alcance ucrania— armamento y equipos a su Ejército en el sur de Ucrania. El Centro para las Estrategias de Defensa (CDS, por sus siglas en inglés), un instituto ucranio de análisis de políticas de seguridad, asegura que las tropas rusas en Jersón están sufriendo una reducción del abastecimiento de material por el sabotaje que se produjo el pasado 8 de octubre contra el puente del Estrecho de Kerch, la única infraestructura que conecta Crimea con Rusia. El paso de trenes y de vehículos se ha visto afectado y se produce con menos intensidad que en los meses previos.
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