La justicia rusa ha condenado este jueves a nueve años de prisión a la baloncestista estadounidense Brittney Griner, detenida el pasado febrero por posesión de drogas. El mes pasado, la jugadora de 31 años, ganadora de dos oros olímpicos, se declaró culpable por transportar en su equipaje cartuchos con aceite de cannabis. Su detención, hecha pública después del inicio de la invasión rusa de Ucrania, adquirió desde el principio tintes políticos. La condena de la jugadora puede acabar con un intercambio de presos que implique liberar al traficante de armas ruso Viktor Bout, conocido como “el mercader de la muerte”.
En la vista del juzgado de Jimki, al noroeste de Moscú, el fiscal había pedido nueve años y medio de condena, con lo que la sentencia ha quedado muy cerca de ese máximo. Además, Griner deberá pagar una multa de un millón de rublos, unos 16.000 euros. Mientras la jueza leía rápidamente su sentencia, Griner ha escuchado el fallo a través de un intérprete. Su equipo legal ha informado de que recurrirá la pena. Su agente ha criticado la dureza de la pena: “Viene a demostrar lo que hemos sabido todo el tiempo, que Brittney está siendo utilizada como un peón político”.
El caso de Griner ha adquirido dimensión política en plena invasión rusa de Ucrania. Las autoridades rusas esperaron al estallido de la guerra para anunciar su detención. Las esperanzas de la jugadora están puestas ahora no tanto en la apelación como en un acuerdo diplomático que permita su repatriación y liberación. El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, dijo la semana pasada que conversaría con el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, para abordar un posible intercambio de presos que incluyera a la jugadora, pero la última llamada entre ambos no trajo noticias sobre este asunto, una materia que se suele llevar con la máxima discreción.
Medios estadounidenses, sin embargo, han desvelado que los contactos sobre un posible intercambio empezaron en junio, cuando Blinken ofreció entregar al traficante de armas ruso Viktor Bout a cambio de la liberación de Griner y del exmarine Paul Whelan, de 52 años, otro prisionero estadounidense que fue condenado a 16 años de prisión en 2020 acusado de espionaje.
Whelan, el primer estadounidense condenado por espionaje en Rusia desde la caída de la URSS, aseguró tras su condena que era víctima de un “caso político” “fabricado” para intercambiarle por presos rusos que cumplen sentencias en Estados Unidos.
Desde la Guerra Fría, el intercambio de presos, centrado antes en espías, ha sido una práctica frecuente entre Washington y Moscú. Las duras sentencias que los tribunales rusos dictan contra extranjeros abonan esta práctica. El último trueque se produjo en 2020, con la entrega del estadounidense Trevor Reed, un veterano de los marines condenado a nueve años por violencia contra un policía, a cambio de un piloto ruso que cumplía pena en Estados Unidos.
El intercambio por Bout, de 55 años, puede generar polémica. No es un preso ruso cualquiera. El mercader de la muerte es un traficante condenado por facilitar armamento a organizaciones terroristas. Fue condenado en 2012 a una pena de 25 años. Su figura inspiró la película El señor de la guerra, protagonizada por Nicolas Cage. Su captura supuso años de trabajo para las autoridades estadounidenses. Fue detenido en Tailandia por la DEA, la agencia antidroga estadounidense, y su extradición se demoró dos años y medio. Liberarle sería un trago amargo para Estados Unidos.
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El presidente estadounidense, Joe Biden, ha lamentado la condena de Griner al poco de conocerse. “Hoy, la ciudadana estadounidense Brittney Griner ha recibido una sentencia de prisión que es un recordatorio más de lo que el mundo ya sabía: Rusia está deteniendo injustamente a Brittney. Es inaceptable, y pido a Rusia que la libere inmediatamente para que pueda estar con su esposa, sus seres queridos, sus amigos y sus compañeros de equipo. Mi administración seguirá trabajando incansablemente y buscando todas las vías posibles para que Brittney y Paul Whelan vuelvan a casa sanos y salvos lo antes posible”.
Blinken se ha manifestado en el mismo sentido: “Nada de la decisión de hoy cambia nuestra consideración de que Brittney Griner está detenida injustamente y seguiremos trabajando para traer a casa a Brittney y al también ciudadano estadounidense injustamente detenido Paul Whelan”, ha dicho en un comunicado.
Griner fue detenida en febrero en el aeropuerto de Sheremétievo, en Moscú, después de que la policía encontrara dos cartuchos con aceite de cannabis en su equipaje. Su abogado, Alexander Boikov, afirmó que la deportista reconoció que eran suyos, pero que los trajo a Rusia por error.
La jugadora ha recibido también múltiples muestras de apoyo de compañeras y directivos de la liga profesional de baloncesto femenina estadounidense (WNBA) y de la masculina (NBA).
Brittney Griner es escoltada por la policía este jueves en el juzgado de Khimki, Rusia.KIRILL KUDRYAVTSEV (AFP)
Griner se convirtió en la estrella de los Phoenix Mercury desde que se incorporó al equipo en 2013. Desde 2018 jugaba también en el UMMC Ekaterinburg de la primera división rusa, aprovechando el parón de las temporadas de la WNBA. La baloncestista ha asegurado que no tenía la intención de violar la ley y que sus padres le han enseñado a asumir sus responsabilidades: “Por eso me declaré culpable de los cargos que se me imputan, pero no tuve ninguna intención de infringir la ley rusa”, ha dicho. “Quiero que el tribunal entienda que fue un error sin mala intención que cometí mientras estaba estresada tratando de recuperarme después de la covid y tratando de volver a mi equipo. Espero que el fallo no acabe con mi vida”, ha dicho en su alegato final ante el tribunal.
Con la voz temblorosa y visiblemente llorosa, Griner dijo que entendía la sentencia antes de ser conducida fuera del juzgado. “Quiero a mi familia”, ha dicho mientras salía esposada, según Reuters. En declaraciones recogidas por dicha agencia, otra abogada de Griner, Maria Blagovolina, ha dicho fuera de la sala: “Está muy alterada, muy estresada. Apenas puede hablar. Es un momento difícil para ella”. “Cuando vimos a Brittney el martes, le dijimos: ‘Nos vemos el jueves’. Ella contestó: ‘Nos vemos el día del juicio final’. Así que parece que tenía razón”, ha añadido Blagovolina.
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