Un tanque ruso abría fuego, este miércoles en la región de Rostov.

Rusia inicia unas maniobras militares a gran escala en las fronteras de Ucrania y Georgia mientras negocia con la OTAN

Este miércoles, mientras la OTAN y Rusia negociaban bajo una enorme presión la desescalada militar en el este de Europa, más de 10.000 soldados del país eslavo han comenzado unos nuevos ejercicios militares en las regiones próximas a Ucrania y Georgia, países a los que la Alianza prometió en 2008 una futura adhesión a la organización atlántica. El Ministerio de Defensa ruso ha informado del inicio de unas maniobras militares con fuego real de batallones motorizados y acorazados del Ejército de tierra y navíos de las flotas del mar Negro y del Caspio en el sur de Rusia y el Cáucaso, zonas colindantes con las dos antiguas repúblicas soviéticas a las que Moscú quiere vetar para siempre en la OTAN. También, en la península ucrania de Crimea, que Moscú se anexionó en 2014 con un referéndum considerado ilegal por la comunidad internacional.

Las maniobras iniciadas este miércoles tienen el objetivo, según el Ministerio de Defensa ruso, de mejorar la preparación de las unidades contra la artillería y los francotiradores enemigos. Los ensayos están llevándose a cabo en las regiones de Rostov (oeste) y Osetia del Norte (Cáucaso), desde las que Rusia lanzó respectivamente dos intervenciones militares: en Donetsk y Lugansk, en 2014 y 2015, y en Osetia del Sur para hacer frente al Ejército georgiano en 2008.

El trasiego de militares es constante. Según estimaciones de Estados Unidos, el Kremlin tiene desplegados más de 100.000 soldados alrededor de Ucrania. Las Fuerzas Armadas rusas anunciaron el pasado 25 de diciembre que unos 10.000 militares regresaban a sus bases tras un mes de entrenamiento. Sin embargo, el pasado martes, un día después de la cumbre bilateral de Ginebra (Suiza), Moscú anunció el envío de otros 3.000 soldados y 300 vehículos de combate a cuatro zonas próximas a Ucrania.

Un tanque ruso abría fuego, este miércoles en la región de Rostov.
Un tanque ruso abría fuego, este miércoles en la región de Rostov.AP

Al mismo tiempo que los militares empezaban sus ensayos, el presidente ruso, Vladímir Putin, atendía otros frentes no menos importantes para el Kremlin: las pensiones y la crisis sanitaria provocada por el coronavirus. En un encuentro con su Gabinete de ministros, el mandatario ha instado a fijar la revalorización de los subsidios a los jubilados por encima del aumento general de los precios, que la agencia de estadísticas Rosstat situó en el 8,39% en 2021. “Al 8,6%, con un pequeño margen porque aún no hay cifras finales sobra la inflación”, ha ordenado Putin, quien ha reconocido que este problema preocupa a millones de ciudadanos.

La inflación es una de las grandes debilidades del Gobierno ruso. El Banco Central de Rusia atribuye el brusco aumento de los precios a los problemas de suministro que afectan a todo el planeta, y a lo largo del pasado año se vio obligado a revisar hasta siete veces los tipos de cambio, que se elevaron del 4,25% al 8,5%.

Este aumento de la inflación no se ha visto acompañado por un aumento a la par de ni los salarios ni de las pensiones: el Gobierno había fijado en un principio que los ingresos de los jubilados subieran un 5,9% a partir de Año Nuevo. Según dijo a la agencia RIA Novosti la vicepresidenta de la Comisión de Política Social de la Cámara alta rusa, Elena Bibikova, el aumento propuesto por Putin haría que la pensión media suba unos 1.400 rublos (16 euros) más al mes, puesto que la pensión media ronda actualmente los 16.000 rublos (188 euros). Nada más recibir las instrucciones del presidente, el Ministerio de Finanzas ha informado de que esta revalorización le costará al presupuesto estatal 549.700 millones de rublos (6.500 millones de euros) adicionales, una importante carga para un fondo de pensiones dotado este año con 3,7 billones de rublos de las arcas públicas

Otro frente para el Gobierno ruso es la crisis sanitaria provocada por la pandemia de coronavirus y la variante ómicron. “Vemos lo que está pasando en el mundo, tenemos al menos un par de semanas para prepararnos”, ha dicho Putin este miércoles al primer ministro, Mijaíl Mishustin, a quien ha instado a a aumentar el ritmo de vacunación, especialmente en las regiones periféricas. Putin también ha alabado la vacuna rusa Sputnik V. “Aparentemente está funcionando de forma efectiva, incluso más que otras vacunas que se usan en el mundo”, ha afirmado el mandatario.

Las autoridades han anunciado este miércoles la detección de 698 nuevos positivos por ómicron, una cifra que contrasta por ejemplo con los 17.946 nuevos casos de coronavirus. Las autoridades, que no dan una cifra de vacunados actualizada, situaron el porcentaje de población inmunizada en un 63,2%, que incluye tanto a ciudadanos que han recibido al menos una dosis como los que han estado infectados de covid anteriormente.

El presidente ha cerrado este miércoles su agenda con una visita a la Fiscalía General de Rusia por su 300º aniversario. Putin ha pedido a su personal que vigilen el cumplimiento de los derechos humanos en las cárceles. En otoño, la filtración al portal Gulagu de varios vídeos de torturas a presos llevó a la destitución de varios responsables de las prisiones rusas. Pese a comprobarse la autenticidad de sus denuncias, la web sigue estando prohibida.

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