¿Sabes qué es el síndrome de Heidi?

Todos recordamos a Heidi. Una niña muy alegre que vivía en los Alpes junto a su abuelo, rodeada de la naturaleza más pura: praderas, ríos de agua cristalina y montañas. ¿Qué ocurría cada vez que iba a la ciudad? Que enfermaba. El síndrome de Heidi existe, y son muchos los niños que lo sufren en la actualidad. También conocido como Trastorno de Dédicit de Naturaleza, define una serie de alteraciones que sufren los niños que se encuentran alejados del entorno natural.

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En plena era digital, los niños de entre 4 y 12 años pasan un total de 41 días al año delante de una pantalla: tableta, televisión, ordenador… Una situación que tiene efectos devastadores en su salud.

Y es que la desconexión del mundo natural afecta a la salud tanto física como mental de los más pequeños, aumentando el riesgo de sufrir enfermedades como la diabetes y la obesidad.

Los niños que viven en entornos más naturales están mejor preparados para hacer frente a situaciones adversas. Varios estudios han demostrado que el contacto directo con la naturaleza ayuda a reducir el estrés.

¿Cuáles son los beneficios de estar en contacto con la naturaleza? ¡Muchos! Por un lado, mejora de forma notable el rendimiento cognitivo, lo que tiene efectos muy positivos en la formación de los niños. Por otro lado, aumenta la capacidad de atención y concentración. Y, por último, reduce el estrés y la ansiedad.

El término «Trastorno por Déficit de Naturaleza» se acuñó en el año 2008 de la mano de Richard Louv. El autor llegó a la conclusión que muchos niños sufrían el conocido como síndrome de Heidi después de realizar casi 3.000 entrevistas a familias de Estados Unidos.


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