Un sacerdote del estado de Maryland ha decidido ayudar a sus feligreses a confesarse, pese al coronavirus, y ha puesto en marcha un sistema para que los fieles puedan arrepentirse de sus pecados desde el automóvil, imitando así las ventanillas de muchos restaurantes de comida rápida.
El religioso Scott Holmer se sienta desde esta semana en el estacionamiento de su parroquia en la ciudad de Bowie, con los ojos tapados para preservar la intimidad de los fieles, y desde allí escucha las confesiones de los creyentes a bordo de sus vehículos.
El padre Holmer, al frente de la parroquia de San Eduardo El Confesor, tuvo esta ingeniosa idea cuando se vio obligado a cancelar la celebración de una misa apenas 10 minutos antes de su inicio, debido a las medidas de seguridad para protegerse contra la pandemia del COVID-19.
“Es muy difícil para un sacerdote no ser capaz de impartir el santísimo sacramento de la Eucaristía, por lo que empecé a pensar en qué podía hacer”, explicó el religioso en una intervención en el programa “Fox & Friends” este viernes.
En este espacio televisivo, expuso que la acción se hizo viral gracias a que una de las primeras personas que lo vio en el estacionamiento, que ni siquiera era católica, ya que pertenecía a otra denominación cristina, le sacó una foto que publicó en las redes sociales.
“Cuando la gente conduce hasta aquí, están muy agradecidos por poder hablar con alguien, especialmente con un cura. La gente adora a sus sacerdotes y cuando son separados de su pastor solo causa dolor en su corazón y en el del pastor”, añadió.
Holmer asegura que desde que comenzó esta iniciativa recibe bastante visitas durante las horas habilitadas para la confesión, ya que solo el jueves estuvo cerca de una hora atendiendo a personas que acudieron a recibir el perdón.