Carlos Sainz quiere pasar de página en el GP de México de F1. El piloto español viene de sufrir un amargo abandono en Estados Unidos por culpa de un toque en la primera curva de George Russell y tras ello solo piensa en volver a subirse a su Ferrari F1-75 para maximizar su resultado en carrera.
“No es fácil, pero es verdad que cuando no es tu culpa es más fácil digerirlo. Cómo de decepcionado estás los domingos es todavía más cuando es tu culpa. Tu frustración está fuera de control. Pero la vida me ha enseñado siempre a enfocarme en la siguiente carrera, que termina llegando”, apuntó el piloto español en la previa al GP de México de F1, en el Autódromo Hermanos Rodríguez, en declaraciones publicadas por ‘DAZN F1’.
“Lo bueno es que tenemos la velocidad. Estaría mucho más preocupado si, por encima de todo, no tuviera la velocidad. Pero soy uno de los más rápidos ahí fuera y es lo que me mantiene motivado y positivo”, añadió, enviando un mensaje de fuerza después de la pole que conquistó en Estados Unidos. El español luchará este fin de semana para obtener el mejor resultado tras la mala suerte de Austin, pero podría empezar con más dificultades que sus rivales en cabeza porque podría tener que cambiar de motor de combustión y sufrir una penalización en parrilla por ello.
Mercedes, en la pelea
Además, Carlos Sainz se refirió a la mejora de Mercedes, que presentó un nuevo paquete en Austin, sin rechazar la idea de que en las últimas carreras del año los de la estrella, con Hamilton y Russell, puedan pelear por los triunfos contra Red Bull y Ferrari. “Hay opciones de que seis pilotos peleen por la victoria. Puede ser interesante”, expresó. “Podemos estar ante uno de los fines de semana más competitivos, a menos que uno de los equipos se adapte a la altitud mejor que los demás”, finalizó sobre una pista que se encuentra a 2.285 metros de altitud, un factor clave en México. En esta pista, se calcula que el aire tiene un 25% menos de densidad.
La altitud, clave en México
La altitud de México afecta directamente al esfuerzo de los pilotos, porque respiran menos oxígeno en cada bocanada de aire y ello implica un mayor esfuerzo para recibir el oxígeno necesario en su cuerpo. Pero también afecta a los monoplazas, sobre todo, al motor. El turbo tiene que aumentar su rendimiento para aportar más aire al propulsor. Y ese sobreesfuerzo también implica una mayor refrigeración. Pero con menor densidad del aire, conseguir una buena refrigeración es más complicado, y esa dificultad no solo afecta al motor, sino también a otros elementos como los frenos o la caja de cambios.
Otro de los elementos en el que influye claramente la menor densidad del aire es en la carga aerodinámica. A mayor altitud, la carga aerodinámica de cualquier coche es menor, por lo que los equipos deben optar por configuraciones de coche de alta carga aerodinámica, parecidas a Mónaco, Singapur o Hungría, para conseguir un nivel de aerodinámica mucho menor en comparación a estos GP citados. En esta pista, pese a llevar un paquete de alta carga, la velocidad que alcanzan los coches supera los 350 km/h en recta. A menor densidad del aire, menos resistencia al avance del coche.