La carrera contrarreloj de Carlos Sainz y Ferrari se puso en marcha incluso antes de que se hiciera oficial la llegada del español a la marca de Maranello, a mediados del mes de mayo del año pasado, y es ahora, un par de meses vista del arranque del próximo Mundial, cuando la fuerza y cadencia de las pedaladas de ambos llevan a cabo un cambio de ritmo. Las consecuencias derivadas del impacto del coronavirus forzaron, entre otras muchas cosas, un replanteamiento de los entrenamientos de pretemporada, que para este 2021 han quedado reducidos a solo tres jornadas (del 12 al de marzo, en Bahréin), a repartir entre los dos integrantes de cada estructura. Eso supone que Sainz se plantará en Bahréin (sede de la primera prueba), el fin de semana del 28 de marzo, con solo un día y medio de experiencia al volante del Ferrari con el que afrontará, probablemente, el reto más importante de su trayectoria.
Para intentar suavizar la transición del madrileño, que en los dos últimos cursos se enfundó el mono de McLaren, el equipo italiano le ha preparado un programa de adaptación exprés, con el objetivo de aprovechar al máximo el tiempo disponible hasta el gran premio que abrirá el calendario. A finales de diciembre, Sainz ya viajó hasta Maranello y conoció al personal con el que ya trabaja para devolver a los bólidos rojos a las posiciones que se les presupone, tanto por historia como por presupuesto, además de hacerse el asiento a su medida. Aquella primera visita, en la que comió con Charles Leclerc, su nuevo vecino de taller, se basó en empaparse de qué significa defender los colores de ‘Il Cavallino Rampante’, por más que ha sido durante este mes de enero cuando la carga de trabajo se ha intensificado.
Antes de subirse en los test oficiales con el ‘nuevo’ prototipo, bautizado como SF21 –el coronavirus hizo que el desarrollo con vistas a 2021 quedara muy limitado–, Sainz sentirá por primera vez cómo se comporta un Ferrari de F1 este miércoles. Será en Fiorano, el circuito adyacente a la fábrica, por más que sea al volante de un coche de hace tres temporadas (de 2018), y con unos neumáticos distintos de los que se usan en el campeonato, como así establece la normativa. “Piñón y Brenie saben que algo importante pasará esta semana”, colgó el corredor, de 26 años, en su cuenta de Instagram y mientras acariciaba a uno de sus perros. Con ese SF71H que conducirá, Sebastian Vettel terminó subcampeón del mundo, a 88 puntos de Lewis Hamilton, y acumuló cinco triunfos, más otro de Kimi Raikkinen (finalizó el tercero en la tabla), y 12 podios, los mismos que el finlandés. Se espera que Leclerc ruede este martes con ese mismo coche, una vez confirmado que el monegasco ya ha superado el coronavirus que contrajo hace unas semanas.
Para esta primera toma de contacto, se espera que Sainz ya cuente al otro lado de la radio con Riccardo Adami, quien hasta ahora había ejercido de ingeniero de pista de Vettel. “Es verdad que el coche es antiguo, pero creemos que es importante que se familiarice con nuestros procedimientos, con la forma en que se debe comunicar con los ingenieros”, explicaba hace unos días Mattia Binotto, el director de Ferrari. “Su equipo humano será básicamente el de Sebastian, que ahora heredará Carlos. No tenemos previsto incorporar a ningún ingeniero de fuera”, puntualizó el ingeniero.
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