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Sainz, un podio para hacer sonreír a Ferrari y a toda Italia

Carlos Sainz deberá cambiarse de mono. Seguro que le rompió alguna costura que otra, y es que este domingo el español no cabía en él de la felicidad que sentía. Se bajaba del coche sabiendo que estaba viviendo uno de los momentos más bonitos de su vida, sin duda, y que sobre todo, era el inicio de algo muy grande. En Mónaco, no hay un escenario más majestuoso en el que un piloto desee más saborear el Champagne. Lo hizo Carlos aprovechando a la perfección la oportunidad que le dio el destino con el abandono previo a la carrera de su compañero Leclerc y el posterior de Bottas. Fue segundo tras Verstappen, y por si fuera poco, podía compartir podio junto a su amigo y ex compañero Lando Norris. Todo quedaba en familia. Pero sobre todo, lo importante para el español era sacarse de encima la responsabilidad que había llevado encima de las espaldas con mucha madurez, la de todo un equipo que necesitaba un resultado como el de este sábado. Sobre todo, tras el chasco inicial de Leclerc. No podía fallar. Lo tenía que hacer por todos sus mecánicos, ingenieros y por toda la gente a la que tanto se ha acercado ya en la fábrica de Maranello, donde acude siempre que se le necesita, e incluso cuando no, también está ahí, listo para trabajar. El español es un ferrarista más y quería darle a su equipo una alegría que significara el punto y final a las tristezas de 2020, el punto de inflexión, el del inicio del resurgir de los italianos a más corto que largo plazo. Lo consiguió. Un podio para un equipo que mueve todo un país. Un podio para toda Italia.

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Por ello, al bajarse del coche no dudó ni un solo instante en acudir a todos sus mecánicos, a fundirse en un tremendo abrazo con ellos, a chocar esas manos que tanto cuidan un coche que en Mónaco fue de podio por méritos propios y a recibir los golpes en el casco de todos esos hombres que hoy sí tenían un motivo para sonreír. Hacía mucho tiempo que no lo hacían, desde el podio de Vettel del GP de Turquía 2020. Y mucho tiempo hacía también desde la última segunda posición de un piloto Ferrari en la F1, desde la primera carrera del año de 2020. Carlos había devuelto la alegría a Ferrari, aunque fuera por un día, conscientes de que en las siguientes carreras el coche no debería ser tan competitivo. Mónaco era un oasis para Ferrari, que en curva lenta, lo borda. Podrá encontrar posiblemente premio similar en Hungría, pero en circuitos más mixtos, tendrá que conformarse con pelear por liderar la zona media.

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Entre esa piña formada por mecánicos, se encontraba con Charles Leclerc, con quien también se abrazaba, síntoma de la buena relación que hay entre ambos. Ya llegará el momento de que los dos se peleen por el Mundial, eso esperan en Ferrari. De momento, los dos empujan como si fueran uno solo. Y por ello, aunque Charles tuviera los ojos algo tristes por la oportunidad que había perdido de brillar en casa, se unía a la fiesta de su equipo sabiendo que lo que estaba pasando era lo mejor que le podía pasar a los de Maranello.

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Posteriormente, Carlos Sainz subía al podio y disfrutaba del Champagne con su amigo Norris, con quien se cebó para lanzarle varios litros en la cara. Ambos se empujaban en broma y Norris le devolvía el golpe. “Con Norris (su ex compañero en McLaren) había buen rollo pero sobre todo había velocidad. Lando está haciendo un añazo. Para mí no es una sorpresa. Yo sé lo rápido que es. Me ha alegrado compartir podio con él. Son nuestros rivales del campeonato pero con el buen rollo que tengo con Lando me apetecía compartir un podio con él”, expresó en ‘DAZN F1’.

Era momento de disfrutar. En la quinta carrera como Ferrarista llegó su premio. Pero no se conforma: “Creo que hoy es un día para estar contentos, un fin de semana para demostrar que la próxima vez que se presente una oportunidad para ganar voy a estar ahí para aprovecharlo”, dijo el madrileño, demostrando su ambición sin límites y su espíritu de equipo, una vez más, recordando que aquel momento podría haber sido incluso mejor para Ferrari este fin de semana.

“He ido muy rápido y muy cómodo durante todo el fin de semana, y por eso esa sensación agridulce por parte del equipo, por mi parte por no haber hecho la pole ayer, y por irnos con ese segundo puesto que si me lo hubieras dicho antes de venir por supuesto que te lo compro. Pero viendo como íbamos todo el fin de semana, igual no tanto”, finalizó.


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