Carlos Sainz saldrá desde la séptima posición en el GP de Alemania de F1 tras superar junto a McLaren una clasificación que se antojaba muy complicada.
El español iniciaba el fin de semana preocupado por las evoluciones que habían traído muchos de los rivales de McLaren a Hockenheim. Racing Point, Haas y Alfa Romeo parecían haber dado un paso al frente e incluso alguno de ellos había “asustado” al madrileño. Ello, sumado a que uno de los puntos débiles del coche inglés está en su rendimiento a una vuelta en clasificación, dejaba un panorama complicado para el madrileño para incluso entrar en Q3. Pero de nuevo, Sainz, exhibiendo una de sus grandes cualidades, la de la consistencia, volvió a sorprender a todos sus oponentes. Mientras, Magnussen naufragaba pilotando el único Haas que llegaba con novedades, un coche que era claramente para entrar en Q3 y que solo pudo llevar a la 12ª plaza. Stroll volvía a sonrojarse pudiendo ser solo 15º con un coche que Pérez metió en décima plaza. Y en este contexto, gracias a que McLaren dio con la tecla en la configuración del monoplaza para mejorar sus prestaciones del viernes, Sainz lo aprovechó para meterse en Q3 y finalizar séptimo, beneficiado también por los problemas de Vettel y de Leclerc.
La clasificación de Sainz tiene mucho más valor si tenemos en cuenta la posición de salida de su compañero Lando Norris, que solo pudo ser 16º quedándose fuera a las primeras de cambio. Ahora, el madrileño buscará poner el broche de oro a su fin de semana en una carrera en la que partirá con peor estrategia que sus rivales que parten de más allá de la décima plaza, puesto que podrán evitar el neumático blando que sí llevará Carlos. En esta ocasión, a Sainz le tocará volver a bordarlo al reservar neumáticos y atacar cuando deba, como hizo en los anteriores Grandes Premios. Y en eso el español es una apuesta segura.
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