El 15 de enero de 2009, Chelsey Sullenberger se convirtió en un héroe al amerizar el 1549 de US Airways sobre las aguas del río Hudson. Apenas tuvo 231 segundos para tomar la decisión que salvó la vida a los 150 pasajeros y a la tripulación a bordo. Con tres décadas de experiencia, fue el protagonista del bautizado como «milagro del Hudson».
El «milagro del Hudson»
Todo comenzó solo tres minutos de despegar del del aeropuerto de LaGuardia con destino a Charlotte, cuando una bandada de gansos canadienses inutilizó los dos motores del avión. «Sabía que sería la peor situación de emergencia de mi vida. Pero al mismo tiempo nunca pensé que moriría aquel día», explicó Sullenberger en una de las entrevistas que le hicieron.
Cuando el avión se encontraba a una altitud de 2.818 pies, chocó con la bandada de gansos. Inmediatamente después, Sullenberger envío el siguiente mensaje a la torre de control: «¡Mayday! ¡Mayday! ¡Mayday! Este es Cactus 1549. Chocamos contra pájaros. Perdimos control de los dos motores. Estamos volviendo a LaGuardia».
Sin embargo, un minuto después mandó un nuevo mensaje por radio avisando que no era posible llegar al aeropuerto y anticipando lo peor: «Vamos hacia el Hudson». Justo después, se dirigió a los pasajeros: «Prepárense para el impacto».
Sullenberger dice que en ningún momento pensó en su familia, sino que se centró en resolver el problema que tenía entre manos. Tres minutos después de transmitir el mensaje anticipando lo peor, consiguió aterrizar de emergencia en el medio de la sección Norte del Hudson, a la altura de la calle 50 de Manhattan, frente a New Jersey.
Los ferries que unen ambas orillas fueron los primeros en llegar a los pasajeros y miembros de la tripulación, que estaban refugiados en las alas del avión que empezaba a unirse. Sullenberger fue el último en abandonar la aeronave. Es más, antes de hacerlo la recorrió por completo para asegurarse de que todos estuvieran a salvo.
En menos de una hora todos los ocupantes estaban en tierra. Muchos sufrían hipotermia, pero con vida. Sin embargo, Sullenberger no se relajó hasta cuatro horas más tarde, cuando le confirmaron oficialmente que todos los pasajeros y miembros de la tripulación habían sobrevivido: «Me aterrorizaba que alguien hubiera caído al agua sin que lo hubiéramos notado».
Inmediatamente, fue declarado héroe por todas las autoridades locales y nacionales. «El piloto hizo un trabajo magistral aterrizando en el agua y asegurándose de que todos salieran con vida», dijo el entonces alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, según recoge ‘Infobae’. Sin embargo, él nunca quiso ser un héroe: «Quería aceptar la gratitud de la gente, pero me costaba asociar esa palabra a mi persona».
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