Triste, pero esperado desenlace con carácter provisional. La presión de las Ligas que duran diez meses y los clubes de fútbol, que necesitan sobrevivir a toda costa en un mercado disparado a más no poder, han condicionado al final una decisión que, visto el discurrir de los acontecimientos a nivel continental, estaba más que cantada: la Eurocopa de selecciones prevista para 2020 se aplaza un año.
Mala noticia para Bilbao y Bizkaia. Otro problema más a añadir en lo económico para este territorio e incluso los vecinos. San Mamés tiene que esperar su turno.
Pensándolo en frío y conociendo la dificultad de cara a poder acabar las competiciones domésticas tras esta pandemia del coronavirus, creo que dicho aplazamiento es una buena noticia en lo deportivo. Esta decisión va a permitir alargar los plazos para todos los torneos y, pese al estado de alarma general decretado por las autoridades, lo normal sería poder acabar todas y cada una de ellas.
Los equipos y sus aficiones están por encima de todo esto y, por muy bonita que sea o pueda llegar a ser una competición internacional de las características de la Eurocopa, de lo que vive el aficionado al fútbol es del día a día de los suyos, en este caso de sus clubes.
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