Después de apenas unos minutos ante el Barça en la primera jornada, Oihan Sancet tenía ante sí la ocasión de debutar, como titular, ante su público. Era una reválida después de las buenas sensaciones ofrecidas ante Osasuna en El Sadar, donde también actuó de inicio hasta ser sustituido en la segunda parte. La ausencia de Iker Muniain volvía abrirle las puertas al estiloso navarro, al que el día anterior Gaizka Garitano le había advertido de que tiene que fijarse en los De Marcos, Balenziaga… Solo con el talento no vale, entiende el entrenador de Derio, que ponderó su calidad, pero le exigió currelar, si bien admitió su progresión.
No es que sea precisamente el chaval de los que se pone el mono para trabajar desmedidamente como un obrero de los de labor oscura, ya que no es su principal cometido, pero se esfuerza lo suyo, se ofrece, da, amaga, abre… Y su tarea en kilómetros no es nada desdeñable. Suda, y bien, la camiseta. Lo de ayer fue un claro ejemplo. Tiene un amplio repertorio Sancet, cuyo juego fue un suministro importante para Córdoba, con el que enlazó bien en varias ocasiones. En una de ellas el disparo del extremo fue repelido por el guardameta de Granada junto al palo izquierdo.
Se ofrece, da, amaga, abre… Y su tarea en kilómetros no es nada desdeñable. Suda, y bien, la camiseta
En una de sus especialidades, las aperturas al hueco, hizo explotar la velocidad de Williams. En otras fue llevando el cuero a ras de suelo en buenas combinaciones con Iñaki, con Capa, con Raúl García… para dar ese criterio que algunas veces se le ha echado en falta al primer equipo. Lástima que San Mamés aún no ha comprobado cómo se las gasta a la hora de disparar desde fuera del área, que acierto tiene el chaval, un joven templado y suelto.
Con personalidad, con paciencia, cosido el esférico a un pie derecho que destila talento, a Sancet se le vio asentado, libre de sobrepresión, decidido a mostrar su juego técnico. Y el público se lo supo agradecer en varias ocasiones con su aliento. Después de un primer tiempo más que aceptable había que ver cómo iba a estar de resuello, porque era previsible que a la hora de juego, más o menos, sería relevado, como sucedió en Iruñea la semana pasada.
Menos minutos
Esta vez disfrutó de algo menos que en El Sadar, pero aun así el público se pudo deleitar con una delicatessen nada más iniciarse la segunda parte. Un reverso envolvente superó a Gonalons en una acción brillante respaldada por el público con unos resonantes aplausos, los mismos, pero con más decibelios, que le sirvieron de despedida en el minuto 71. Lekue entró en su lugar para intentar dar más aire a la medular, que apenas carburara. Antes de esa despedida jaleada, Sancet comprobó la ‘alegría’ tarjetil de Cordero Vega por una entrada a Puertas, que en comparación a otra entradas…
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