Y Oihan Sancet tuvo su oportunidad desde el inicio. Era el gran anhelo de la afición del Athletic. Ver al chaval que rompe moldes en Segunda B con 19 años en un gran escenario. Las categorías en el fútbol están para algo, pero el navarro dejó claro en El Sadar que se encuentra igual de cómodo en la división de bronce que en Primera. No entiende de periodos de adaptación. Solo había jugado un par de ratos en la élite frente al Barça y al Celta y, sin embargo, Sancet demostró su calidad desde el primer día que fue titular.
Fue la solución diseñada por Garitano para cubrir la ausencia de Muniain. Era la menos traumática, aunque exigía ciertas dosis de valentía al entrenador. Las tuvo. Así no había que tocar el esquema con el que el Athletic había salido del atolladero futbolístico. Raúl García siguió arriba y Williams, en la derecha. El de Sancet es otro perfil al de Muniain para la media punta, aunque el resultado fue igual de efectivo.
Oihan pisa área y suyo fue el primer intento bilbaíno frente a Osasuna. Williams centró desde la izquierda y el navarro remató con la testa, demasiado forzado por la presencia de los centrales. No puso en aprietos a Sergio Herrera.
Sancet se adueñó de la parcela ancha sin pedir permiso. Generó incertidumbre en las filas rojillas con su posición. Era indetectable entre líneas. Recibía y distribuía. No pudo tener mejor debut en el once. El 0-1 nació de sus botas. Córdoba bajó con la cabeza un pase largo, Sancet se hizo el espacio justo para controlar y abrió para Williams. Le dejó solo y la pantera lo agradeció con el gol.
Tampoco se achantó para ir al choque con Rubén García y estuvo cerca de repetir combinación con Iñaki. Volvió a buscarle en largo, aunque Sergio Herrera estuvo atento para salir hasta el vértice del área para despejar. Osasuna no encontraba la fórmula para frenar a Sancet. Lillo optó por dejarle un recado. El veterano marcando territorio con el novato.
Sancet se adueñó de la parcela ancha desde la media punta y generó incertidumbre en la defensa rojilla entre líneas
El Sadar presenció una de las arrancadas marca de la casa del 34 del Athletic. Condujo, esperó para dar pausa a la jugada y tiempo a sus compañeros, miró a la derecha y allí encontró a Raúl. Su centro lo despejo la zaga local. Justo antes de que Unai Simón se luciera con dos intervenciones gigantescas.
Sancet bajó las prestaciones tras el descanso, al igual que el resto del equipo. Pero le dio tiempo a sacarle una amarilla a Lillo. El lateral volvió a pararle con falta, esta vez en la zona del muslo, y fue amonestado. El media punta no entró tanto en contacto con el esférico. Recibió un pase cerca del área pasada la hora de juego, pero le arrebataron la pelota. La frescura no era la misma y Garitano le sustituyó a falta de quince minutos.
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