Sánchez da un espaldarazo internacional a Petro  con un viaje a Colombia

Sánchez da un espaldarazo internacional a Petro con un viaje a Colombia

Gustavo Petro recibirá esta semana un primer gran espaldarazo internacional con la visita a Colombia de Pedro Sánchez, el primer ministro español, que ha decidido hacer este simbólico viaje poco después de la toma de posesión del colombiano. En La Moncloa no ocultan que el viaje, un gesto político indudable, tiene la intención de dar un respaldo claro a un “gobierno progresista que simboliza el cambio de ciclo en la región”, ya que varios países del continente están girando a la izquierda. Sánchez quiere ser el primero en visitar a Petro, con quien tendrá un encuentro y una rueda de prensa este miércoles, para reforzar los vínculos entre los dos países y también consolidar la posición de España en una región en la que siempre tuvo una gran presencia con sus multinacionales que ahora ven cómo potencias como China o incluso Rusia compiten para ocupar espacios clave en la economía latinoamericana.

“El continente se está redefiniendo y el presidente quiere acompañar el cambio de ciclo progresista. Es importante ser los primeros”, señalan en La Moncloa. Sánchez mira con interés el giro en Chile, con Gabriel Boric, el probable regreso de Lula da Silva a Brasil y tiene buena relación con el peronista argentino Alberto Fernández, por ejemplo. También visitó al mexicano Andrés Manuel López Obrador, aunque luego se han producido algunas tensiones con él.

Para mostrar aún más claramente este espaldarazo internacional que de alguna manera viene a reconocer a Petro como un progresista pero lejos de posiciones como la del régimen venezolano, con el que Sánchez está enfrentado abiertamente, el presidente español viaja en el avión con un grupo grande de empresarios españoles con intereses en Colombia, que también darán ese apoyo implícito a un presidente que generó recelos en el mundo económico pero ahora está buscando disiparlos con sus primeros nombramientos, en especial el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, muy conocido en la élite económica española. “Su nombramiento es un mensaje de tranquilidad a todos los inversores”, señalan en el Ejecutivo español. Entre las empresas que acompañan a Sánchez en el avión están Indra, Sacyr, Navantia, Airbus, Llorente y Cuenca, Red Eléctrica o Hispasat.

El viaje tiene un claro componente económico. De hecho en el avión acompaña a Sánchez la ministra de Industria, Reyes Maroto, y el secretario general de asuntos económicos de La Moncloa, Manuel de la Rocha, además de la responsable de asuntos internacionales, Emma Aparici. En Colombia, uno de los países punteros de la región, hay 800 empresas españolas instaladas, señalan en La Moncloa, con 26.000 millones de euros de inversión. El interés de las compañías españolas y colombianas por el viaje se puede comprobar con el número de empresas de los dos países inscritas para el foro económico organizado alrededor de la visita: más de 850. España y sus empresas están especialmente interesadas en todas las infraestructuras que Petro quiere poner en marcha, sobre todo en ferrocarriles, pero también en energías renovables o desarrollos agrícolas innovadores.

Sánchez, que también viajará a Ecuador y Honduras, donde se concentrará más en cuestiones de cooperación y migraciones, está intentando consolidar a España como el puente europeo a Latinoamérica, y este viaje tiene la intención de garantizar que los presidentes a los que visite y otros de la zona acudan a la cumbre UE-CELAC que se organizará durante la presidencia española de la UE, en el segundo semestre de 2023. Esta cumbre no se celebra desde 2015 y Sánchez quiere revitalizarla.

Sánchez se encontró en enero con Petro cuando este todavía era candidato y no había recibido apenas reconocimiento internacional. El apretón de manos con el dirigente socialista en Madrid mostró una cara del político colombiano que hasta entonces era desconocida para muchos: la de un líder aceptado fuera de sus fronteras con una agenda de izquierdas similar a la de otros países. Esa imagen institucional que proyectó en campaña electoral desactivó los miedos de muchos sectores a su presidencia y abonó el terreno para que ganara las elecciones en junio.

Sánchez devuelve ahora la visita a Petro, pero esta vez estará ante un jefe de Estado, no solo un candidato que añoraba tener un nombre en la esfera internacional. Sánchez llegará este martes por la noche y asistirá el miércoles a la clausura de un foro empresarial bilateral organizado por las cámaras de comercio de ambos países. Después, almorzará con Petro en la Casa de Nariño, la residencia presidencial, y ambos ofrecerán una conferencia de prensa conjunta. Más tarde, el español asistirá a un acto simbólico por las víctimas del conflicto en el que estará la vicepresidenta Francia Márquez, todo un fenómeno político en Colombia.

Petro mantiene una relación ambigua con España. Para explicar las desigualdades sociales en su país a menudo se remonta a los tiempos de la conquista española y explica que desde entonces en el país se generó un sistema de castas que perdura hasta hoy día. A cierta élite colombiana, pese a que la independencia se produjo hace 200 años, la califica de española. Es uno de sus temas recurrentes cuando se sienta a charlar con gente de esa nacionalidad. Sus acercamientos con el PSOE, el partido socialista español, también tienen sus dosis de complejidad. Petro se identifica con la socialdemocracia europea —aunque reniega de ella en algunos aspectos—, pero no se ha sentido cómodo con el viejo socialismo español, representado por Felipe González.

Estos a menudo lo veían como un populista latinoamericano en la línea de Hugo Chávez. Eso hizo que Petro se alejara de ellos y encajara con más naturalidad con dirigentes de Podemos, como Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero. La historia es distinta con los nuevos dirigentes del PSOE, ahora Sánchez y antes el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero. Ambos le han mostrado su apoyo, que ha servido para alejar esa imagen extremista que siempre había rodeado a Petro desde que trató de ser presidente por primera vez en las elecciones de 2010. “La visita a Madrid Mostró a un Petro aceptado internacionalmente. Mostramos que de alguna forma no íbamos a pasar ningún tipo de aislamiento. Eso fue muy importante”, dice Armando Benedetti, su número dps en campaña, que acaba de ser nombrado embajador en Caracas.

El presidente colombiano fue guerrillero del M-19 en los años ochenta, pero después participó en el proceso de paz de ese grupo armado y su inclusión en la vida política. Ese gesto fue clave para redactar una nueva constitución, vigente hasta hoy día. Hace seis años apoyó sin fisuras el proceso de desarme de las FARC. Aún así, una parte del electorado colombiano lo percibía como un político con poco talante democrático. La cercanía a otros líderes homologables a él como Sánchez ayudaron a labrar su camino a la presidencia. Así que no parece casual que el presidente de España sea el primero en visitarle una vez se encuentra asentado en el poder.

Lo simbólico tendrá mucho interés en el encuentro con Sánchez, después de que se generara cierto revuelo en la toma de posesión de Petro alrededor de la espada de Simón Bolívar. El Rey de España no se levantó ante el paso de la espada, como hizo el resto de congregados. Algunos lo interpretaron como un gesto despectivo del monarca hacia la memoria del libertador latinoamericano. Con Sánchez no se espera este tipo de actos solemnes, pero siempre hay espacio a los malentendidos en la relación entre dos países como Colombia y España, que comparten un pasado común no resuelto en cuanto a su relato histórico.

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