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Sánchez da un vuelco a la legislatura con un cambio profundo del Gobierno

Pedro Sánchez precipita el mayor cambio del Gobierno desde que llegó a La Moncloa y uno de los más profundos de la historia, lo que da un vuelco a la legislatura. Salen siete ministros y llegan siete caras nuevas al Gobierno, formado ahora por 14 mujeres y nueve hombres, lo que eleva la presencia femenina del 54% al 63%. La remodelación, que se daba por hecha hace semanas, se ha acelerado en las últimas horas. Nadia Calviño será la nueva vicepresidenta primera, en un claro gesto de que Sánchez pone el foco en la recuperación económica, y quien ocupaba este cargo hasta ahora, Carmen Calvo, sale del Ejecutivo.

También abandona el Ejecutivo Iván Redondo, una figura clave en el equipo del presidente, y el nuevo jefe de gabinete será Óscar López, un histórico del PSOE -fue secretario de Organización- y del primer equipo de Sánchez, con el que se enfrentó después en las primarias haciendo campaña por Patxi López. Y sale del Gobierno José Luis Ábalos, que también deja de ser secretario de Organización del PSOE y que, como Calvo, era miembro del pequeño grupo de dirigentes que acompañaba al presidente desde que dimitió como secretario general del PSOE tras el convulso comité federal del 1 de octubre de 2016 e inició la reconquista del poder interno, que Sánchez logró en las primarias de mayo de 2017.

El presidente ha explicado que estos cambios suponen una “renovación generacional”, reduciendo la media de edad a los 50 años; una apuesta por personas con éxito en “la acción municipal”, con la elección de tres alcaldesas (Puertollano, Gavà y Gandía) y un claro refuerzo de las mujeres.

Calviño será pues la número dos del Gobierno, todo un gesto también dentro de la coalición, ya que es ella la que ha tenido los choques más claros con Unidas Podemos. El Ejecutivo queda con tres vicepresidentas: Yolanda Díaz será ahora la segunda y Teresa Ribera, la tercera. Félix Bolaños, un hombre de absoluta confianza de Sánchez, será el titular del Ministerio de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, que llevaba Calvo. Bolaños era hasta ahora secretario general de la Presidencia. Del núcleo duro del presidente solo quedan en sus puestos Adriana Lastra, portavoz parlamentaria, y Santos Cerdán, número dos de Organización del PSOE.

En el nuevo Ejecutivo entran tres alcaldesas socialistas con gran proyección dentro del partido: Isabel Rodríguez (alcaldesa de Puertollano y ahora ministra de Política Territorial), Raquel Sánchez (de alcaldesa de Gavà a ministra de Transportes) y Diana Morant (regidora de Gandía que sustituye a Duque al frente de Ciencia). Además, Pilar Alegría, actual delegada del Gobierno en Aragón y dirigente que apostó por Susana Díaz en las primarias que ganó Sánchez, ocupará la cartera de Educación. El presidente está así de alguna manera lanzando gestos para recoser el partido y lanzar un relevo generacional entre los mandos del PSOE.

En una comparecencia sin preguntas en La Moncloa para explicar los cambios, el presidente ha destacado que se produce “un gran rejuvenecimiento del Gobierno”, porque la edad media pasa de 55 a 50 años, sobre todo gracias a la entrada de las tres alcaldesas de la siguiente generación del PSOE, y también que hay más mujeres, que pasan del 54% al 63% de los ministros. Sánchez quiere que el nuevo equipo sea visto como “el Gobierno de la recuperación para superar por completo la pandemia y aprovechar la oportunidad de poner en pie una España mejor”. El presidente ha agradecido uno a uno a todos los ministros salientes su trabajo, en especial durante lo más duro de la pandemia, y los ha citado a todos, pero no ha dicho nada de Iván Redondo, una pieza fundamental de su núcleo duro desde que lo contrató en 2017 como gran gurú.

Salvo el ascenso de la independiente Calviño, un gesto claro hacia Bruselas y el mundo económico, toda la remodelación destila una recuperación del peso del PSOE, sobre todo por la salida de Redondo y el refuerzo de Bolaños, un hombre muy de partido. Diversas fuentes coinciden en que Redondo y Bolaños se habían alejado mucho últimamente. La salida de Redondo es un cambio muy profundo, porque él diseñaba toda la estrategia del presidente e incluso en ocasiones del partido y fue el artífice de las dos últimas campañas electorales, la exitosa en Cataluña y la que fracasó en Madrid.

Redondo tenía el control de casi todo en La Moncloa, en pugna con Calvo, y ahora todo se reorganizará en el equipo del presidente. Sánchez apuesta así por el partido para una etapa difícil -Bolaños y López son pata negra del PSOE- y prescinde del todopoderoso Redondo, que ha tenido múltiples enfrentamientos con dirigentes socialistas y es un independiente que trabajó para el PP, algo muy atípico en los jefes de gabinete. La salida de Redondo fue adelantada por la Cadena SER. El jefe de Gabinete se había ganado muchos enemigos en el PSOE y en el entorno de Sánchez, pero nadie esperaba una destitución fulminante como esta a mitad de la legislatura. Redondo asegura en una carta de despedida que ha sido una salida voluntaria: “A veces en la política, en la empresa como en la vida, además de saber ganar, saber perder, hay que hacer algo mucho más importante: saber parar”, dice el exjefe de Gabinete en ese texto.

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Salen también del Gobierno la ministra de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, Arancha González Laya, que venía sufriendo un claro desgaste por la crisis con Marruecos, y el de Justicia, Juan Carlos Campo, que acaba de ser el gran protagonista de los indultos, que llevó en persona. Al frente de Exteriores se sitúa José Manuel Albares, ahora embajador en París y persona de confianza del presidente. Albares ya fue un firme aspirante a este ministerio después de ser el sherpa de Sánchez, pero finalmente se impuso González Laya. La cartera de Transportes, clave en todos los gobiernos por su capacidad inversora, la ocupará Raquel Sánchez, alcaldesa de Gavá, y Justicia, la hasta ahora presidenta del Senado, Pilar Llop. El nuevo presidente de la Cámara alta será Ander Gil.

Además, abandonan el Ejecutivo el ministro de Ciencia e Innovación, Pedro Duque, el de Cultura y Deportes, José Manuel Rodríguez Uribes, y la de Educación, Isabel Celaá. El hasta ahora ministro de Política Territorial, Miquel Iceta, será el nuevo ministro de Cultura, mientras que Diana Morant, alcaldesa de Gandia, será titular de Ciencia e Innovación, informa Ferran Bono. Isabel Rodríguez estará al frente del ministerio que hasta ahora ocupaba Iceta y será, además, la nueva portavoz del Ejecutivo, cargo que hasta ahora ocupaba María Jesús Montero, que mantiene la cartera de Hacienda. La elección de Rodríguez tiene un claro mensaje interno de unidad del PSOE porque apostó por Susana Díaz en 2017 aunque venía de respaldar a Sánchez antes de su destitución. Igual que Óscar López, que optó por Patxi López. La cartera de Educación la ocupará Pilar Alegría, actual delegada el Gobierno en Aragón y que también respaldó a la expresidenta andaluza en el proceso de primarias.

Todos los cambios confirman también que todo en el PSOE y en el Gobierno pivota alrededor de Sánchez, que hace y deshace sin necesidad de negociar con ningún barón territorial. Esta remodelación demuestra que nadie es intocable salvo el presidente, ni siquiera Redondo. Los ministros de Defensa, Margarita Robles; Interior, Fernando Grande Marlaska; Industria y Comercio, Reyes Maroto; e Inclusión, Seguridad Social e Inmigraciones, José Luis Escrivá, se mantienen en sus puestos, según fuentes del Ejecutivo.

La remodelación llega así antes de lo previsto. Pero solo habrá cambios en la parte socialista del Gobierno, porque los cinco ministerios de Unidas Podemos se quedan como están. En un principio se pensó que habría una reducción significativa del número de carteras, que son 23, uno de los gobiernos más grandes de la democracia, pero esto generaba tensiones en Unidas Podemos porque implicaba perder alguno de sus cinco puestos y obligaba a recomponer los equilibrios internos y a renegociar las competencias con el PSOE, algo nada sencillo.

Finalmente, Sánchez ha optado por dejar intacta la cuota y las competencias de sus socios, que mantendrá además a sus cinco ministros sin cambiar, de momento, ningún nombre. Sánchez ya ha informado de los movimientos a la vicepresidenta Yolanda Díaz, máxima responsable de Unidas Podemos en el Gobierno, y el acuerdo es mantener esa cuota. Sin embargo, en el sector socialista se esperaba una auténtica revolución con un cambio muy profundo y la salida de pesos pesados. Sánchez tiene en el horizonte también modificaciones importantes en el PSOE, que celebra congreso en octubre. La combinación de ambas remodelaciones dejará el tablero muy cambiado para la segunda etapa de la legislatura.

Será un Gobierno “más político”, con muchas caras nuevas y con la salida de ministros importantes, que servirá para afrontar con más fuerza la segunda parte del mandato y, sobre todo, para dar la vuelta a las encuestas, que desde la aplastante victoria de Isabel Díaz Ayuso en Madrid dan al PP como primer partido e, incluso, señalan la posibilidad de que sume mayoría absoluta con Vox, algo que sería el fin de la coalición. Sánchez y su equipo están convencidos de que en los dos años y medio que faltan para las elecciones pueden dar la vuelta a esas encuestas y volver a ganar, sobre todo gracias a la recuperación económica, que se augura intensa. Sin embargo, creen que para eso necesitan revulsivos y un nuevo tono más político y sin ministros quemados. Por eso se hace este movimiento, según estas fuentes. Sánchez acudió este sábado a comunicar al Rey los cambios y después compareció en La Moncloa para anunciarlos ante los medios de comunicación.

El presidente ha jugado al despiste con la prensa en los últimos días, insistiendo en que esta crisis de Gobierno no era “una prioridad” cuando ya la estaba fraguando, aunque se ha precipitado en las últimas horas. El presidente canceló el miércoles su participación en un acto de partido para este sábado y decidió que le sustituyera José Luis Ábalos. Ante el anuncio del cambio de Gobierno, finalmente el acto ha sido suspendido.

Comienza así una nueva etapa en la que la coalición reforzará la agenda progresista y pondrá toda la carne en el asador para reconectar con su electorado y afrontar con garantías las próximas elecciones. Sánchez quiere agotar los plazos y está pensando en convocarlas a finales de 2023 o incluso principios de 2024, cuando ya haya concluido el semestre de presidencia española de la Unión Europea.


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