El acuerdo presupuestario del Gobierno del PSOE y Unidas Podemos con el PNV, pero sobre todo con ERC y EH Bildu, ha descompuesto al centro derecha. PP, Ciudadanos y Vox solo coinciden ya en acusar a Pedro Sánchez de “romper España” con sus alianzas con las formaciones separatistas vascas y catalanas y en mantener sus pactos en los gobiernos locales y autonómicos donde gobiernan. Pero PP y Cs han emprendido una carrera electoral por desmarcarse de Vox, criticar sus posiciones más radicales y frenar su crecimiento.
El día después de que el Ejecutivo de coalición se asegurase el martes en el Congreso los apoyos suficientes para sacar adelante su primer proyecto de presupuestos del Estado y para asentar la duración de la legislatura lo que más se escuchó fue a distintos dirigentes del PP, Ciudadanos y Vox cruzarse entre ellos acusaciones de calado. El mandato de Pedro Sánchez en La Moncloa se vaticina ya más largo de lo que se presumía hace solo unos meses y el centro-derecha parece haber entrado en ebullición para competir por un mismo electorado. Ya nadie imagina ahora una refundición de esas tres formaciones ni incluso, como se ha comprobado de cara a las elecciones catalanas del 14 de febrero, una reedición del bloque España Suma entre PP y Cs, pese a la sintonía personal entre Pablo Casado e Inés Arrimadas.
El escenario es de lucha por el voto y por el militante. Y las encuestas, incluida la oficial del CIS, no ofrecen síntomas de declive para la ultraderecha de Vox, que tanto daño ha hecho al PP.
En ese contexto se interpretó el brutal divorcio personal y político que oficializó Casado en el debate de la moción de censura del 21 de octubre en el Congreso para desahogo de gran parte del PP y esa línea de intentar arrinconar a Vox en la extrema derecha sigue.
El líder del PP aprovechó este miércoles el día internacional contra la violencia machista para montar un acto específico y proclamar: “Claro que hay violencia de género. Hay violencia contra la mujer por el hecho de serlo. Esta lacra tiene un componente específico, que hay que abordar. El negacionismo es letal”. Un discurso no habitual en el PP hasta hace nada, pero que suscriben dirigentes tan relevantes como la nueva portavoz en el Congreso, Cuca Gamarra, o la expresidenta de la Cámara, Ana Pastor, ahora en el círculo más próximo a Casado, pero que en esa formación también tiene detractores. Hasta el punto de que ayer su anterior portavoz en el Congreso y fichaje de Casado, Cayetana Álvarez de Toledo, se vio obligada a grabar una de sus CATilinarias en Youtube para desmentir a su exjefe: “Sinceramente creo que se ha dejado llevar por su voluntad de distanciarse de Vox”. Y luego rebatió la tesis de que haya “pruebas científicas de que exista violencia contra la mujer por el hecho de ser mujer” o “terrorismo machista”.
En ese punto, Álvarez de Toledo, que está desde el verano apartada del partido pero hará campaña para el PP en Cataluña, ha coincidido con las posiciones negacionistas de Vox. El partido ultra volvió a reafirmar este miércoles frente al Congreso que hay que derogar la ley de la violencia de género porque la considera “ideología totalitaria” del “feminismo radical” y se limitó a condenar a “todas las víctimas de violencia”.
Al enconamiento entre el PP y Vox se ha sumado Ciudadanos, particularmente estos días en los que se están debatiendo las enmiendas parciales al proyecto de presupuestos del Gobierno registradas por todos los partidos menos el que dirige Santiago Abascal. El partido ultra se ha negado a entrar a “ese juego” de las enmiendas a unas cuentas que ve ruinosas para España y prefiere grabar vídeos con sus críticas. Pero en Cs, su portavoz en la comisión, María Múñoz, se lo echó en cara con crudeza: “Mientras anoche debatíamos y votábamos sobre los presupuestos Vox ni apareció. Su ausencia echó por tierra enmiendas buenas para la industria, las pymes y las familias españolas. Vacaciones pagadas por el Congreso que están saliendo muy caras a todos los españoles”.
En lo que sí coinciden PP, Vox y Cs es en arremeter contra Sánchez por negociar con ERC y Bildu las cuentas de un Estado en el que no creen y con el que pretenden acabar. En esa línea dura, la abanderada dentro del PP sigue siendo la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, que ayer replicó a los objetivos declarados por el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, de acabar con el dumping y paraíso fiscal que denuncia sobre la Comunidad de Madrid. Ayuso advirtió: “Seré la peor pesadilla de quien toque el bolsillo al contribuyente madrileño”.