Sánchez se reúne con Xi para pedirle que ayude a frenar la guerra en Ucrania

Sánchez se reúne con Xi para pedirle que ayude a frenar la guerra en Ucrania

Pedro Sánchez llega a su quinto G-20, en Bali (Indonesia, en la localidad de Nusa Dua) con la intención de sacar partido al trabajo de estos cuatro años en los que ha viajado más que ningún presidente anterior y se ha concentrado en reforzar el papel de España en la agenda internacional. En este contexto, y con una cumbre que por primera vez no está centrada en la economía —el motivo por el que nació este grupo tras la crisis financiera de 2008— sino en la geopolítica, con la guerra de Ucrania en primer plano, Sánchez ha organizado este martes una reunión bilateral con el presidente chino, Xi Jinping, en la que le pedirá que utilice toda su influencia con el líder ruso, Vladímir Putin, para lograr que ponga fin a la invasión de Ucrania.

La bilateral, la primera de Sánchez con Xi en este tipo de cumbres —el presidente ya se vio con él cuando el líder chino hizo una visita de Estado a España— está “concertada de mutuo acuerdo”, esto es, según los términos diplomáticos no es iniciativa de ninguno de los dos, y está especialmente pensada para hablar de la guerra que está teniendo, además, consecuencias muy duras para toda Europa. En España, la guerra ha propiciado una inflación que está devorando los salarios de la clase trabajadora.

Xi se ha visto antes en una bilateral decisiva con el presidente de EE UU, Joe Biden, en uno de los puntos centrales de esta cumbre, pero Sánchez tiene especial interés en plantearle al líder chino la visión europea del problema.

La cumbre estará dominada por esta cuestión y la manera en que quedará reflejada en el comunicado final. Parece casi imposible llegar a un acuerdo entre todos los países porque el grupo de los occidentales que condenan sin paliativos la guerra, entre los que está España y todos los europeos presentes, exige que haya una mención expresa a la invasión, que Rusia no va a aceptar. La delegación rusa está encabezada por Serguéi Lavrov, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, ante la ausencia de Vladímir Putin.

Algunos miembros del G-20 que se han mostrado menos críticos con Putin han intentado en las últimas semanas que la guerra quedara fuera del comunicado, apelando a que es un foro económico, pero EE UU y los europeos, entre ellos España, lo han rechazado de plano. Es muy probable que no haya foto de familia por este mismo motivo. También se están cuidando las imágenes de todos los momentos del G-20, incluido un paseo por los manglares de Bali en el que todos estarán pendientes de no acercarse a Lavrov.

Sánchez, como otros líderes europeos, evitará en todo momento la foto con Lavrov. La presidencia indonesia ha garantizado que ningún líder del grupo más enfrentado a Putin, entre los que está Sánchez, se sentará al lado del ministro ruso en la cumbre. Lo harán países emergentes que no tienen un conflicto tan fuerte.

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Para Sánchez es importante la cita con Xi como demostración de que España vuelve a ser un país que tiene peso internacional. Sin embargo, la UE tiene una relación cada vez más compleja con China. En la última cumbre en Bruselas, los Veintisiete hicieron un análisis estratégico sobre China y concluyeron que la UE tiene que reforzar su autonomía estratégica para no depender tanto de Pekín. “China es un rival”, insistió Sánchez en Bruselas. En Alemania y en la UE ha sido polémico el reciente viaje a Pekín del canciller alemán, Olaf Scholz, y la inversión china en el puerto de Hamburgo.

Fuentes del Gobierno español explican que China es un rival comercial y se está replanteando estratégicamente su relación con los países europeos y la dependencia industrial que se ha construido en los últimos años, pero a la vez, China es un aliado en cuestiones geoestratégicas como la guerra en Ucrania para intentar presionar a Putin, o en la lucha contra el cambio climático, inviable sin el acuerdo con Pekín.

Sánchez también se verá en Bali con el líder de la India, Narendra Modi, otra prueba más de la relevancia que el equipo del presidente da a la agenda internacional para que España ocupe un papel mucho más destacado en los grandes debates. También se verá con él primer ministro de Singapur, Lee Hsien Loong. La Moncloa tiene especial interés en que los fondos de inversión de este país inviertan en España. Además, tendrá un encuentro con Kristalina Georgieva, la directora gerente del FMI.

Desde Bali, antes de volver a España, Sánchez viajará a Corea del Sur, también con la intención de buscar inversiones para España y en especial en la industria del microchip, una de las claves del futuro. El presidente español visitará la central de Samsung y tratará de convencer a esta empresa de que instale en España alguno de los grandes proyectos de microchips que tiene pensado desarrollar en todo el planeta.

El presidente viaja a Bali acompañado por el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, precisamente por la importancia geoestratégica de este G-20, y no por la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, que era lo habitual. Es la segunda vez seguida que Calviño no viaja con Sánchez a una cumbre a la que siempre acudía. La anterior fue la de Davos, a la que Sánchez acudió con la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera.

Esto tiene también una consecuencia práctica dentro del Ejecutivo de coalición: si Calviño viajara con Sánchez, la máxima autoridad del Gobierno mientras estuvieran los dos fuera sería Yolanda Díaz, la vicepresidenta segunda y referente de Unidas Podemos. Al viajar Albares, será Calviño la que ejerza de presidenta esta semana, y no Díaz.


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