El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se reunirán en La Moncloa el viernes 9 de julio. La cita llega en un momento de máxima tensión entre dos líderes acostumbrados a vivir en un choque permanente: la concesión de los indultos a los líderes independentistas catalanes condenados por el procès ha provocado este miércoles una durísima declaración institucional por parte de la líder conservadora. Díaz Ayuso llegó al poder en agosto de 2019, pero nunca había sido invitada a La Moncloa, que visitará justo después del presidente de Cataluña, Pere Aragonès, citado el 29 de junio.
“La presidenta le trasladará [a Sánchez] las cuestiones que considera prioritarias abordar con la Administración central en beneficio de la región, así como la situación actual y futura de la misma en el contexto de la pandemia del covid-19″, ha explicado el equipo de Díaz Ayuso en un comunicado. Entre esos temas, precisa una fuente gubernamental, estarán “el rechazo absoluto a que los indultos y la fiesta independentista afecte a la financiación de Madrid o a su política fiscal”. La presidenta de Madrid también pedirá inversiones en la red de Cercanías, o una EVAU única en España. Además, criticará aspectos de la ley Celaá que considera lesivos para la educación madrileña. Y explorará si hay planes estatales que puedan hacer “más ambicioso” el cheque bebé que presentó en su debate de investidura.
“Estos encuentros [se entienden] como un intercambio necesario sobre las principales necesidades y aspiraciones de los ciudadanos y ciudadanas de Cataluña y Madrid”, ha abundado el equipo de Sánchez.
Sin embargo, parece imposible que Sánchez trate con Díaz Ayuso los mismos temas de los que habló, por ejemplo, con Ángel Garrido. Entonces, allá por 2018, el presidente de la Comunidad de Madrid puso sobre la mesa la necesidad de encontrar una solución a los atascos de la A-1, o la construcción de un carril bus-VAO en la A-2. Temas que siguen tan vigentes como alejados de las prioridades de los dos Gobiernos, por la pandemia y por la distancia que les separa.
Sánchez y Díaz Ayuso ya se reunieron en septiembre. Su objetivo era coordinar a las dos Administraciones en la lucha contra la pandemia. La etapa de colaboración saltó por los aires nada más comenzar, y marcó el punto álgido del choque entre dos Ejecutivos que se han enfrentado por la política económica, fiscal, sanitaria e internacional.
La guerra política se libra en varios frentes. En el parlamentario, el PP ha estrenado su posición de fuerza en la Asamblea, lograda tras el 4-M, impulsando una comisión de investigación sobre la llegada de contagiados a través del aeropuerto de Barajas, de la que culpa al Ejecutivo de Sánchez. En el político, Díaz Ayuso se ha convertido en el ariete de la oposición de la formación conservadora a Sánchez, opacando al propio Pablo Casado. Y en el judicial, los frentes abiertos han sido y son múltiples.
Madrid recurrió ante el Tribunal Supremo para conocer los criterios de la desescalada iniciada en mayo de 2020; y el pasado otoño intentó que no se aplicaran las restricciones a la movilidad y el cierre perimetral en la región que pedía el Ministerio de Sanidad para todas las comunidades autónomas. Entonces, la justicia dio la razón a Madrid y el Gobierno central acabó activando el segundo estado de alarma. Lo mismo pasó cuando la Comunidad logró que la Audiencia Nacional paralizara las restricciones al ocio nocturno y los bares.
Además, Madrid ya recurrió ante la Audiencia Nacional para reclamarle al Gobierno central 377 millones de euros por la liquidación del IVA de diciembre de 2017 —aún está pendiente de resolución, pero el Supremo le acaba de dar la razón por este mismo asunto a Castilla y León—. Y también litiga por los 54 millones que considera que le faltan de las entregas a cuenta de 2019. Ese es el contexto que presidirá la reunión entre Díaz Ayuso y Sánchez. Dos políticos separados por un océano de discrepancias se citan en La Moncloa.
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