Sandra Sánchez es infinita: oro en el Mundial de kárate

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Sandra Sánchez dice que no se siente invencible. El tatami, sin embargo, se empeña en llevarle la contraria. El tatami, su energía, velocidad, capacidad de transmitir a los jueces, técnica, fuerza (mental y física) potencia, equilibrio… Este sábado en Dubai, allí donde empezó todo en 2013, se ha proclamado campeona del mundo de kárate. Otra vez. Otra medalla, la 58 seguida (a saber dónde las guarda). Su 2021, es para enmarcar: Europeo, Juegos Olímpicos y Mundial. Todo en siete meses y con una semana de descanso y un único capricho: arrasar las bandejas de muffin de chocolate en la Villa Olímpica el día que ganó el oro. No ha tenido tiempo para más regalos ni desconexiones. Con razón, dice ella, la pequeñina, como la llama Jesús del Moral —el seleccionador y su pareja— se ha caído en una marmita de energía infinita. Puede que dentro de 50 años, si la buscan allí dentro, estará igual que ahora.

Sánchez ha derrotado a la japonesa Ono Hikaru, 29 años, con una puntuación de 28.46 frente a 27.42 (la técnica ha sido 19.88 por 19.32; la atlética 8.58 frente a 8.1). Su rival de siempre, Kiyou Shimizu, fue descartada por la Federación japonesa tras perder el oro en casa, en el Nippon Budokan el pasado 5 de agosto. No hay rival que aguante el ritmo de Sandrita —como la llaman en casa— que a sus 40 años es la veterana del circuito. Es también a la que menos parece pesarle todo: las horas y horas de trabajo en el tatami y en el gimnasio, los viajes, los compromisos, las peticiones de entrevistas y participaciones en los programas. La tralla que lleva en este ciclo olímpico que para ella acaba de terminar es bestial. Pero, aunque el cuerpo esté cansado y de señales, ella es capaz de disfrutar. Porque, dice, eso va implícito en que le costó mucho llegar. Y cuando cuesta llegar, se disfruta más. “De todo lo que me está pasando, porque estoy viviendo una etapa de mi vida que pensé que no iba a llegar nunca”.

Esa etapa empezó precisamente en Dubai, donde este sábado se ha proclamado campeona del mundo por segunda vez (la primera fue en 2018 en Madrid). En Dubai aterrizó Sandra cuando le cerraron todas las puertas en España. Con 20 años entró en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Madrid y al mes se marchó porque a su madre le diagnosticaron un cáncer y quería estar cerca de ella. Iba a abandonar la residencia, no las rutinas de entrenamiento. Desde la Federación de entonces le dijeron a su maestro que había desaprovechado su momento. Y tuvo que pelear durante años para demostrar que no era así. Lo hizo pagándose las competiciones con el dinero que tenía guardado en un cerdito. Una de esas, fue el Open de Dubai en 2013.

“Ahí alguien me ve y considera que apunto maneras y me fichan. La idea era que compitiera para un club de allí en el circuito mundial. Me pagaban los gastos…, imagínate, el cielo abierto para mí”, contaba en 2018 en una charla con este periódico en los pasillos del CAR. “Me entrenaba en Madrid, me mandaban el billete y listo. Al tercer campeonato me pidieron trasladarme allí. Me hicieron una presentación formal, con la prensa. Querían que Jesús [del Moral] diera clases. Nos fuimos a vivir allí”.

Y allí estuvo viviendo entre 2014 y 2017. Enlazó competiciones, buenos resultados y medallas en las pruebas de la Premier League (el circuito mundial de kárate). Esos resultados internacionales hacen que la Federación vuelva a fijarse en ella y le da la oportunidad de competir en un campeonato de España. El resto de la historia es conocido: Sandra lleva sin bajarse del podio desde 2015. Y su energía contagia a cualquiera que se cruce con ella.

Damián Quintero es plata

Quintero, por su parte, sí volvió a encontrarse con el rival de siempre, también el de la final olímpica, el japonés Kiyuna Ryo. El desenlace fue el mismo que el de la final de Tokio el pasado 6 de agosto. Se impuso Kiyuna con una puntuación de 28.38 frente a 26.66 (la técnica del japonés fue puntuada con 19.74 por 18.62 de Quintero; la atlética: 8.64 por 8.04). Parte del público del pabellón pitó la puntuación de los jueces. María Torres se llevó el oro en kumite, en la categoria +68kg, tras derrotar a la egipcia Menna Shaaban Okila.

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