Santiago Sierra y Eugenio Merino queman el ninot del Rey sin encontrar comprador

El ninot de 4,5 metros del Rey, creado por Santiago Sierra y Eugenio Merino, ardiendo en una calle de Berga (Barcelona).
El ninot de 4,5 metros del Rey, creado por Santiago Sierra y Eugenio Merino, ardiendo en una calle de Berga (Barcelona).

Santiago Sierra y Eugenio Merino han quemado esta mañana en una calle de Berga (Barcelona) el ninot de Felipe VI, de 4,5 metros de altura, que protagonizó la edición de Arco de 2019. En todo este tiempo los artistas no lograron encontrar al coleccionista que pagara 200.000 euros por ella y que cumpliera con la condición contractual de quemarla antes de que pasara un año. Como declaró en su día Merino a este periódico, lo que se vendía era “el placer de quemar la pieza”. La pareja ha elegido el día de la Fiesta Nacional para quemar la figura escultórica del Rey. Tras la acción los artistas pondrán a la venta los restos: el vídeo, las fotografías, las cenizas y la calavera.

La obra se ha quemado sin ser vendida, tal y como confirma el estudio de Santiago Sierra a este periódico. También aclaran que Berga, gobernada por la CUP, era el único municipio donde les habían concedido el permiso para quemar el ninot de Felipe VI. La Policía Local, sin embargo, asegura que no tenía conocimiento del acto.

“Es un monumento único e histórico que le ofrecemos al coleccionista para su propio disfrute. Esto es mercado también”, explicó Merino hace más de un año. La obra tenía asociada un contrato que debería haber asumido el comprador, en el que se definía el futuro de la polémica pieza. El final siempre estaba claro: “Arderá igualmente”, puntualizó Sierra. Así ha ocurrido este lunes.

Aunque los artistas aclararon cuando presentaron el ninot que su pretensión no era hacer una pieza ofensiva, están acostumbrados a herir las sensibilidades del público menos crítico. En 2018, Santiago Sierra protagonizó el primer episodio de censura en la feria Arco, cuando la dirección de la misma dio orden de retirar su serie fotográfica Presos políticos en la España contemporánea del estand de la galería Helga de Alvear, donde se exponía la pieza, formada por retratos pixelados de líderes independentistas catalanes. Por su parte Eugenio Merino fue denunciado por la Fundación Francisco Franco, en 2015, por vulnerar el honor del dictador de la obra Punching Franco (la cabeza de Franco era el objetivo de los golpes de esta herramienta de boxeo). La Audiencia Provincial de Madrid acabó con la capacidad de la entidad para ofenderse con todo artista que ironice sobre la figura del dictador.

Tradición satírica

“La Constitución española ampara nuestro derecho de creación y libre expresión artística, así como ampara la libertad de expresión general”, aseguraba Santiago Sierra ante la posibilidad de una denuncia por ofensa al rey. “Por otra parte y al ser habitual las quemas de ninot donde no es de extrañar la presencia anual de miembros de la casa real, podemos enmarcar nuestra actuación como dentro de los usos y costumbres, además de en la fuerte tradición satírica del pueblo español. No tenemos pensado quebrantar la ley. La quema del ninot se hará cumpliendo la ley”, añadió el artista.

Los propios artistas definían la diferencia entre un ninot -pura caricatura y exageración- y una escultura hiperrealista: “Es ninot porque está pensado para arder. De hecho, en su construcción solo se ha tenido en cuenta su proceso de quemado”, contaban. Los materiales (cera, resinas, madera, tela y pelo natural) se escogieron para este motivo y fue creada en un taller valenciano por el maestro Manolo Martín. El escultor de ninots ya había trabajado con Sierra, en 2012, cuando hizo para él la palabra Future de tres metros de alto, que también fue quemada.

“El ninot es una escultura hiperrealista hecha con tanta precisión que da pena quemarla y esa tensión es estimulante. Siempre me ha interesado la falla como concepto”, dijo Sierra. Para el artista este acto popular es un símbolo con el que lo caduco es quemado para que surja lo nuevo: “Ese no es un deseo de odio, sino de regeneración. La obra que presentamos en Arco es bellísima, precisamente porque va a arder”, anunció Sierra.


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