Es la historia de toda la temporada: partidos controlados que no acaban de cerrarse y remontada del rival. El Barça sufrió de los mismos pecados en el cruce de cuartos con Unicaja y esta vez salió cruz.
“No consigo como entrenador que cerremos partidos. Ni que hagamos mil faltas en el último cuarto. Primero es culpa del entrenador y después hay que aprender de esto”, dijo el técnico azulgrana, Sarunas Jasikevicius, al final. “Estuvimos controlando el partido, pero hemos tenido muchos problemas para controlar rebote de los exteriores, para controlar las faltas en situaciones de bonus. “Si no matas, puedes pasar cualquier cosa. Son partidos de Copa”, sentenció el técnico.
Exultante y también ambicioso se mostró su colega Ibon Navarro, entrenador del Unicaja. “Aquí no vienes a ganar un partido, vienes a ganar tres. Pero hay que ganar uno. Y este lo hemos sacado con muchas pelotas”, dijo a los micrófonos de Movistar. También tuvo elogios hacia los jugadores por la sangre fría y control que mostraron al final. “Los chavales me tienen que agarrar a veces porque saben que me cruzo con cosas. Son muy grandes”
Darío Brizuela, estelar con 27 puntos, estuvo llorando justo después de la bocina final y luego explicó su situación personal por ese momento emotivo.
“He tenido los peores días de mi vida la semana pasada porque mi hijo ha estado en la UCI, ahora ya recuperado. Mis compañeros me han apoyado, mi familia también y ha salido todo lo malo”, dijo el escolta vasco.
Su compañero Kendrick Perry resumió el secreto de este éxito: “Este es un equipo especial por el carácter que tiene. El secreto es tan simple como no rendirse nunca”.