Sarina Wiegman (La Haya, Países Bajos, 26-10-1969) no siente, no padece, no sonríe. O eso parece muchas veces. Metódica y estoica en la victoria y en la derrota, apenas se puso un tanto eufórica tras la final. “Me he tomado mi primera cerveza en años”, confesó la seleccionadora de Inglaterra. Recogido su pelo con una cola, enfundada siempre en una impecable americana y con sus gafas de montura tradicional, la neerlandesa, con su semblante de señorita Rottenmeier, recuerda a esa maestra estricta de primaria o parvulario. Es también, de hecho, profesora de Educación Física.
Pero Wiegman, primera entrenadora que gana la Eurocopa con dos países diferentes tras el título de 2017 con Países Bajos siente. Pero por muy inexpresivo que sea su serio rostro, siente y mucho. Con besos, como los que dio a una pulsera tras el final del partido. “La beso porque mi hermana falleció justo antes de la Eurocopa, pero creo que estaba aquí, en el travesaño (refiriéndose al larguero de Magull”, aclaró emocionada.
Y, nada de la mujer reservada que aparenta ser, la Mejor Entrenadora de 2020 hace sentir a sus jugadoras con palabras y se las camela. Por eso enamoran en el campo. “El buen ambiente es donde empieza todo. Tienes que preguntar a las jugadoras cómo se sienten, hablar con ellas tanto dentro como fuera del campo, interesarte por ellas, cada ser humano es diferente y te adaptas. Si no hay ‘feedback’, la jugadora no puede progresar”, dijo hace unos días en el canal de YouTube England Football Learning. “Hablo con psicólogos porque creo que también se trata de cómo se comportan las personas y cómo colaboran entre sí”, dijo el día antes de la final en una entrevista con la UEFA.
Por eso su Inglaterra habla de todo con el balón, al que susurra, grita y agita, que si posesiones largas, que si balones largos, que si transiciones. Nada de recta en el juego, sino muy flexible. Y como tiene tantas maneras de convencer el gol, por eso celebra tantos: con 22, ha establecido el récord de tantos en una fase final, a la vez de alcanzar la plusmarca de la victoria por mayor diferencia con el 8-0 a Noruega en la liguilla.
“Lo que queremos es que las jugadoras tomen sus propias decisiones dentro de los principios que tenemos”
“Al final, en el fútbol, el balón siempre está en movimiento, en juego. Así que tienes que tomar tus propias decisiones. Y lo que queremos es que las jugadoras tomen sus propias decisiones dentro de los principios que tenemos. Así que es muy agradable ver que las jugadoras asumen su responsabilidad y se toman la libertad de tomar sus decisiones”, reflexionó en la entrevista con la UEFA.
Wiegman conoce bien el sentir de una jugadora pues fue futbolista. Empezó jugando a los 6 años en un equipo masculino y compitió en la liga universitaria americana a finales de los 80 en las North Carolina Tar Heels, con las que ganó el título de la División I de la NCAA junto a mitos del fútbol americano como Mia Hamm o Kristine Lilly. La técnico de La Haya ganó una liga y dos Copas de Holanda con el Ter Leede y también se convirtió en la primera jugadora en llegar a las 100 internacionalidades con los Países Bajos. Antes de llegar a la ‘Orange’ en 2016, hizo como técnico un doblete Eredivise-Copa también con el Ter Leede (2007) y otro con el ADO Den Haag (2012), además de ganar con este último la Copa también en 2013.
Sin referentes declarados -afirma que se fija también en muchos entrenadores de otros deportes pero sin dar nombres-, Sarina Wiegman ha desarrollado un paciente e interactivo método de entrenamiento. “Yo dejo que mis jugadoras cometan errores, si no los cometen no aprenden. Y si tú quieres que sean más independientes en el campo y tomen sus propias decisiones tu tienes que actuar con calma. Tú tienes que hacer que se pregunten las cosas, entonces es cuando se establece una discusión y lo comprenden. Aprenden más así que cuando les dices literalmente algo”, explicó Wiegman en la citada entrevista con England Football Learning.
“También muestro vídeos a mis jugadoras de sí mismas y de otras jugadoras para que mejoren. Creo que la clave es un equilibrio entre técnica, táctica, ritmo…”, asegura también la neerlandesa, subcampeona del mundo también con Países Bajos en 2019. La emoción y la libertad que concede a sus jugadoras parece haber sido el impulso emocional que ha permitido a las ‘Lionesses’ jugar con el mismo once titular durante toda la Eurocopa en otro hito inédito firmado por Wiegman tanto en categoría masculina como femenina. Mary Earps; Lucy Bronze, Millie Bright, Leah Williamson, Daly; Georgia Stanway, Walsh; Beth Mead, Fran Kirby, Lauren Hemp y Ellen White ha sido la alineación inicial repetida sin excepción durante los 6 partidos de la Euro.
Con el 0-4 ante Suecia en semifinales como modelo de manual de cómo un equipo puede jugar todos los estilos dentro del mismo, la neerlandesa, maestra de las emociones, refrendó ser también toda una catedrática de la táctica en la final, enseñando cómo cambiar un partido desde el banquillo. Anulado el juego entre líneas de Kirby por parte de Alemania -la pivote germana, Oberdorf no la dejó recibir a su espalda-, Wiegman llamó a recitar el discurso directo de Inglaterra sacando a la mediapunta por una delantera, Ella Toone. El efecto, impactante e inmediato: a los siete minutos de entrar, Walsh sirvió un balón al espacio que la del United mandó sutilmente para adentro con una vaselina.
Y como toque final, la entrada de una delantera, Chloe Kelly, con su inspiradora historia de superación detrás, recién regresada de un año sin jugar por grave lesión. De alguna manera, Wiegman, intuyó que era su momento: la del City marcó el 2-1 en la prórroga, se volvió loca y enloqueció a todo el país. Un tanto con un significado de los que tocan la fibra. Pero así es la seria pero inspiradora y dialogante Sarina Wiegman, una hábil evocadora de emociones que deja que hace de sus jugadoras unas libres intérpretes del juego. A la razón por el corazón.